158 EOS El herrero de aldea (Longfellow)
de la KULTUR y de la mente alemanas. Dios está con nosotros y con nuestra justa causa. Telegrama del Kaiser a la Dieta prusiana, Febrero de 1915. La culpa de uno solo debe ser expiada por la colectividad a que pertenece. El pueblo cuyos habitantes hayan tirado sobre nuestras tropas será quemado. Si no se descubre el culpable, se hará una selección entre los representantes, que serán ajusticiados conforme a la ley marcial. Los inocentes han de expiar con los culpables, y si éstos no pueden ser descubiertos, los inocentes pagarán por ellos, no por haberse cometido un crimen, sino para que en adelante no se cometan más crímenes. Cada vez que se quema un pueblo, que se ejecutan rehenes, que son diezmados los habitantes de una aldea en que se haya hecho armas contra las tropas invasoras, esto no es más que una advertencia para el país que aun no está ocupado. No cabe duda de que a guisa de advertencia fueron incendiados Battice, Herve, Lovaina y Dinant. El haber entrado a sangre y fuego en algunas ciudades al principio de la guerra, ha desaconsejado a los habitantes de las ciudades belgas el atentar contra los muy reducidos contingentes con los cuales pudimos ocuparlas. La guerra no es una diversión de tertulia. La guerra es un fuego del infierno. Quien mete los dedos en él «sin que lo llamen. se quema la mano, el alma y la vida. Tal es la suerte que le ha cabido al pobre pueblo belga, ciego y burlado.
WALTER BLOEM (Del Kolnische Zeitung, Febrero 10, 1915. Bajo un castaño extendido La fragua enseñan del pueblo; es el herrero un hombrón De unas manos que dan miedo, Anchos brazos, musculados Como con sunchos de acero, Negro el cabello y greñudo, Rostro, de curtido, prieto; Ganando bien cuanto cae, Sudando como un caldero, Mira a todos a la cara Porque a nadie debe medio.
De seis a seis, dia a dia, Sus fuelles oirás rugiendo del pesado martillo El golpe igual, firme y recio, Como aquellos con que anuncia La oración el campanero.
Cuando de la escuela salen Páranse ahí los chicuelos Por ver la flamante fragua oir el soplar violento, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.