France

I 20 EOS EOS 21 grienta, inhumana, desapiadada, ha habido en los primeros 17 meses. Ay, cuán larga va a ser la lista! doce millones de heridos. Es espantoso, pero es cierto, dolorosamente cierto; doce millones de heridos, más de tres veces la población de Noruega. En otro tiempo, antes de la antisepsia, el tétanos, la grangrena, la erisipela, la putrefacción de hospital, la infección purulenta, daban una mortalidad de 50 070. De aquellos doce millones de heridos, habrían muerto seis millones. Sabéis cuál es hoy la mortalidad, gracias a la antisepsia? No más del 570. Así pues, de los primeros doce millones de heridos, el genio de Pasteur ha salvado casi seis millones que habrían muerto en otro tiempo. Raro espectáculo. La luz y las tinieblas. Ormuz y Ahriman! Por un lado, el hombre enfurecido encarnizándose contra el hombre; por otro lado, el genio del hombre arrancando víctimas a la muerte.
Sí, por Pasteur, todo ha cambiado en medicina y en cirugía. La historia de las ciencias médicoquirúrgicas puede dividirse en dos pocas: la medicina antes de Pasteur y la medicina después de Pasteur.
Señores: Me excusaréis si he hablado con entusiasmo de mis ilustres compatriotas, pero no hay exceso más bello que el de la gratitud. Descartes, Lavoisier, Pasteur, esos son no es verdad? los tres grandes maestros de la ciencia moderna. ellos nuestros agradecimientos un agradecimiento siempre inferior al beneficio. Su vida fué, como sucede demasiado a menudo a los creadores, sometida a duras pruebas. Descartes se vio obligado a salir de Francia, porque el atrevimiento de sus doctrinas lo exponía a un castigo severo: se refugió en Holanda, luego en Suecia, y murió en el destierro.
Lavoisier, víctima de los furores del partido terrorista, murió en el cadalso. Pasteur, durante una gran parte de su vida, tuvo que sufrir violentos ataques. Los médicos de todos los países le reprocharon, frecuentemente en términos injuriosos, el haber trastornado la vieja medicina, y si tuvo la indecible dicha de asistir a su apoteosis y al triunfo de sus doctrinas no fué sino al cabo de largas luchas que muchísimas veces llenaron su corazón de tristeza.
Mas, en fin de cuentas, el genio se basta a sí mismo.
Feliz, desgraciado, poco le importa. Ha hecho su obra, ha contribuído con su rayo de luz y esto le basta.
Si alguna conclusión puede desprenderse de esta rápida ojeada. no es verdad, señores, que es la conclusión de que el papel de Francia, no es inferior al papel de ningún otro país? Hemos mantenido nuestro lugar en la historia del pensamiento humano. Lo hemos mantenido en la paz, porque la ciencia vive en la paz y Francia es pacífica.
En este momento lucha valientemente, porque todos sus hijos han comprendido que es preciso también saber sostener la espada si tiempos crueles lo exigen.
La paz, la paz verdadera, durable, fecunda, no puede obtenerse sino cuando se es capaz de defenderla con las armas. Tengamos en una mano la antorcha que alumbra, pero tengamos a la vez en la otra mano la Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.