102 EOS Los Cos heridos de piedra Es bueno soñar, a pesar de todo.
MARTINEZ SIERRA vera; pía junto al lecho de los grandes dolores, estremecida y radiante si impera la buena fortuna, siempre juvenil, siempre armoniosa y fresca, siempre pura.
Sonrisa de Francia, sonrisa fina y tranquila, engarce de oro para risas o para lágrimas, fuente secular de maravillas de donde brota, perennemente, pródiga agua lustral para sanos o enfermos corazones humanos: secreta restauradora de energías mundiales, símbolo ella misma de la energía francesa imponderable e inagotable en los planos de su destino infinito.
Austera en el semblante impavido de la casta doncella de Orleans, deslumbrada en el de Bernardita, picaresca y loca de malicias en los labios sensuales de Enrique IV, fraterna y tibia bajo la blanca cabellera de Hugo, majestuosa o infantil en la efigie romana de Napoleón según que hablara el Emperador después de Austerlitz a los bravos de su guardia o el tío Bibiche en el parque de Saint Cloud al parvulillo de Hortensia Beauharnais, temida y desconcertante en Voltaire, enigmática en la Princesa Borghese, hecha seda y terciopelo en Lucía y Mimi, apacible en Renán, noble y sagrada en Pasteur, honda y grave en Joffre, joh Francia! tu dulce sonrisa plena de acariciadora femenilidad es adorable belleza para todos los amantes de la vida que sueñan en que la vida es mujer y como a mujer la besan en la boca todas las mañanas, al despertar no más, ansiosos de beber fuerza, coraje, ideal, en un resplandeciente sonreír.
Los blanquecinos ancianos temblones, recuerdos borrosos de la vida que se fué; las mujeres pujantes y prometedoras como una simiente, que vieron rotos sus fecundos ideales de amor antes de recibir la muerte; los niños que esperaban el poble dón de razonar, risueños, y rodaron por tierra mutilados, sin manos, sin lengua, sin ojos; todo ese hacinamiento de cabezas nevadas, de bocas entreabiertas en espera de besos cual flores aptas para recibir el polen, de risas jocundas; todo ese hacinamiento convertido en sangre, convertido en crispatura, convertido en mueca, la palpitación hecha temblor, la sonrisa hecha dentellada, el pensamiento hecho ira, el amor hecho dolor, el dolor y el odio hechos norma; todo ese hacinamiento tenebroso de víctimas no ha saciado la rabia de la horda invasora, que tiene el plomo por lógica y la ruina por horizonte.
Aun quedan otras víctimas, más inocentes, más ajenas todavía a la tragedia, más respetables porque gozaban del privilegio de inmortalidad. Las víctimas de piedra!
GUILLERMO VARGAS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.