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92 EOS EOS 93 Esa predestinación altruista que pone alas de amor a nuestra fervorosa admiración es algo que pertenece a la gran raza latina: es la propia resina de ese árbol añoso y bien nutrido; la resina que quema Francia en sus viejos altares ofrendatorios, cuando por conjurar los maleficios de Satán, satura de esencias los ambientes. Para ser justos debemos añadir que los ingleses, en diversas ocasiones y høy sobre todo, no se han mostrado sordos a las solicitaciones de las grandes cruzadas del ideal. Los ingleses dice Mr. de Cestre rompiendo los vínculos que los ligaban a la familia germánica, han sabido entrar por el espíritu caballeresco, en unión de las naciones herederas de la Grecia y de Roma, y discípulas del cristianismo. Esa cultura latina de idealismo claro, consciente y siempre listo a traducirse en actos, la han abrazado los ingleses, la han amado y la han mantenido con fervor aún en la época romántica, cuando Byron celebraba la grandeza de la antigüedad clásica enclaustrada en la solemnidad de las ruinas, sobre el suelo sagrado del Latium. Pero es probablemente porque ella tiene sangre latina en las venas, como lo dice el mismo disertador, y porque ella ha bebido en las fuentes latino cristianas de virtud y de belleza, por lo que Inglaterra ha hecho figura de nación noble y generosa y por lo que ella supo tomar en 1914, en esa terrible encrucijada de la historia, el recto camino de su deber.
Ahora, señores, comparad en síntesis el alma francesa con el alma germana, a través de las dos solemnes apelaciones que vais a considerar.
La una pertenece a un capitulo del libro «La Gran Alemania. del escritor teutón Otto Richard Tannemberg, y está escrita en versos sonoros dedicados a Thor, el dios de la maza, que dicen asi. Hallóse Thor en los confines setentrionales del mundo y arrojando su maza, la pesada arma de combate, dijo: Hasta don de esta maza sibilante acierte a caer, hasta allí tierras y mares serán míos. la maza voló de sus manos, voló sobre toda la tierra y fué a caer en la más lejana orilla del Sur, a fin de que todo el mundo fuese de Thor. Desde entonces constituye un derecho para los Germanos ganar intrépidamente tierra con la espada. Somos la raza del dios de la maza, y queremos conquistar el imperio universal. Esta evocación inspira luego otras ruines palabras a Tannemberg. La política sentimental es una necedad; las ideas humanitarias una estupidez. El reparto del bienestar debe hacerse entre compatriotas. La politica es un negocio. La justicia y la injusticia son ideas necesarias tan sólo en la vida civil. El pueblo alemán siempre tiene la razón, porque es el pueblo alemán y porque cuenta con ochenta y siete millones de habitantes». Oid, en cambio, las palabras sencillas y eternas que sirvieron ayer no más de lema a la Sorbona, para encabezar un miting nacional en el que se consolidó la mística y pujante Unión Sagrada. Oid este grito formidable de energía y abnegación. DE PIE TODA FRANCIA, PARA LA VICTORIA DEL DERECHO!
Esta voz que desciende del Ateneo a la llanura, es la voz de los tiempos y la voz de los destinos.
El sentimiento pagano habría admirado en esas paEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.