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90 EOS EOS 91 que presentíamos y que nos acercan a los pueblos latinos de Europa con los cuales tenemos comunidad de origen, de intereses morales y de rumbos de cultura. Nuestra civilización, que procede en primer término de España, ha sido modificada esencialmente por la influencia francesa que hemos recibido durante todo el siglo xix. no podemos concebir una evolución que nos llevara por caminos opuestos a esos. Cuando un pueblo tiene una raza definida, con una historia que le ha permitido constituirse en una nacionalidad bien determinada, no puede aceptar un cambio de civilización impuesto por una influencia externa, sin renegar de sí mismo y renunciar a su carácter y su constitución esencial. Ahora bien, los pequeños pueblos del medio dia americano no pueden recoger como los Estados Unidos el reto que Alemania lanzó a la Humanidad; pero hemos oído las palabras de Wilson. que cada nación decida por sí la manera de contestarlo. sentimos que nuestra democracia costarricense, para serlo de verdad y con entereza, debe apelar a la falta de otros.
medios al grito de la protesta airada y desnuda, que de ser justa como lo es en esta ocasión, tiene voz en en el concierto de la civilización y en los estrados de la ley de Dios.
Permitidme entonces, vosotros los hombres libres y fuertes a quienes represento, que repita por vosotros y por mí, las grandes palabras del estadista brasilero Ruy Barbosa. La neutralidad tiene sus deberes, y los neutrales no deben recompensar con su abstención a los que han premeditado el ataque. Entre los que violan la ley y los que la respetan, no existe neutralidad posible. Los tribunales, la opinión y la conciencia no pueden ser neutrales entre la ley y el crimen. Así hablan los hombres de verdad. Pero ante el espectáculo de la presente guerra impía no deben callar ni las mujeres, según lo dice el mensaje de las mujeres francesas a las mujeres de todas las naciones. Van estos crímenes acer sancionados por vuestro silencio. Olvidaréis que el respeto al derecho ajeno sigue siendo la mejor garantia de nuestro propio de recho y que si la Historia, en sus retrocesos, expusiese a estos mismos peligros a otras generaciones y a otros pueblos, ellas y sus hijos no podrían elevar la voz para quejarse ni para maldecir. Cualquiera que sea el país a que pertenece: aliado, neutral o enemigo, toda mujer debe tener conciencia de sus deberes. Callarse es tanto como absolver a los soldados que violan los hogares y detienen a los transeuntes para escoger víctimas; es hacerse cómplice de ellos; callarse es condenarse a no invocar nunca el derecho y los tratados, a no dar a una acción, pública o privada, la autoridad de una base moral. Ya veis, señores, como la mujer francesa, en mitad de esta fragorosa lucha que le arrebata sus padres y sus hijos, olvida las lágrimas y sólo piensa en preservar de semejantes quebrantos a las mujeres del porvenir, sin olvidar a las mujeres alemanas! Ya veis cómo el Ministro francés no piensa siquiera en dolerse de los males que acosan a su Patria, sino que eleva la mirada hacia el ideal de una humanidad futura que pueda vivir emancipada de los riesgos de la brutalidad y la rapiña.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.