Elías Jiménez Rojas

EOS 63 El Resplandor del Ocaso rece.
Hace algunos años, inició una gran revista de Leipzig, una investigación sobre la cuestión algo vaga de «Cómo se deben leer las obras de imaginación, las creaciones de los poetas y de los narradores. Mi contestación fué. Con simpatía. Es preciso desleir este laconismo en una explicación? No me paUn libro de ciencia no tiene necesidad de la simpatía del lector. No pretende agradar, sino enseñar, convencer con pruebas. No se dirige al sentimiento y al sentido estético, sino a la razón y al criterio.
Pero el caso de una obra de imaginación es diferente. Está obligada a agradar. no podrá llenar este cometido si el lector abre sus páginas con hostilidad.
Ningún grado de belleza es capaz de vencer la mala voluntad hondamente arraigada de antemano. Si se detesta a alguien, todo cuanto le pertenece parece desagradable: su fisonomía, su voz, sus gestos, toda su manera de ser. sin embargo, la misma persona podrá parecer encantadora a sus amigos, o simplemente a las personas que no abriguen prevención contra ella.
Si se tiene prejuicios contra un autor, por más valor que tengan sus libros, no agradarán jamás. En toda la literatura del mundo, no hay un solo libro que se imponga por su perfección absoluta. Toda obra humana tiene sus lados flacos que se prestan a la crítica cruel. Los enemigos no verán ni sentirán en él más que sus puntos vulnerables.
Hasta aquí, Max Nordau. Seguimos nosotros. Con simpatía hemos leído el Resplandor del Ocaso, de Francisco Soler, y hemos pasado una hora de contento.
No leemos nunca composiciones literarias de un autor que nos sea antipático. Ojalá se nos tomara esto en cuenta cuando emitimos una opinión desagradable. entre los novelistas del país ninguno nos es más simpático que Paco Soler, por lo alentado y lo dramático. Por eso mismo, antes de guardar su precioso libro, hemos borrado algunas palabras. Por ejemplo, las del Dr. Astorga de la pág. 86. La selva como la melancolía, ensancha el espíritu, es oscura, hace pensar, provoca la funesta costumbre de pensar, como expresó Shakespeare; hace pensar y hace sentir. Si no fuera por miedo de parecer pedante diría que los pedazos de bosque que quedan son ratos de melancolía de la tierra. hemos escrito al margen. No, Lía, la selva no es triste ni oscura. La selva ensancha el espíritu, hace pensar, provoca la fecunda costumbre de pensar; hace pensar y hace sentir. Si no fuera por miedo de parecer doctor le diría a Ud. en griego que los pedazos de bosque que quedan son ratos de leuco colia de la tierra. ELÍAS JIMÉNEZ ROJAS VOCABULARIO GRIEGO: Drama acción, vida.
Drao ejecutar (en inglés: perform. Melancolia depresión menjal por mal funcionamiento del hígado.
Melan negro.
Leuco blanco.
Cole bilis.
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