Democracy

EOS 372 EOS 373 Recuerdos de mi juventud la misma paternidad, nuestro objeto se ha llenado de sobra y mucho más allá de nuestras aspiraciones.
Agradezcamos, pues, a la hábil y galana pluma de Eriel la vulgarización de nuestros artículos publicados en Eos y llevados por ella hasta los últimos rincones del país.
Pero la nota editorial de Eos es verdadera. Eriel no es Eremita.
EREMITA Dice El Imparcial: Esos bonos (los que el Gobierno dió a los Bancos) son «oro. amigo Eremita, pues como tal los computan «los interventores ad hoc. y AUNQUE EL METAL FUE EXPORTADO para aquella operación, sigue y seguirá figurando en los arqueos. Esto parece una tomadura de pelo a «los interventores ad hoc. pero por si no lo fuere, anotamos esta curiosidad: el metal fue exportado, pero se quedó el oro.
Por el mismo procedimiento se podrían convertir en oro hasta los billetes del Banco Comercial quebrado.
aunque tal vez no sea posible por carecer la mortuoria del metal exportable.
EREMITA El primer amor Era allá por los años de 1843 a 1844. La República estaba fatigada con esa larga lucha en que el partido liberal habia derramado su sangre más generosa en los combates y en los patibulos. Aquellos eran malos dias para la democracia: el partido vencedor proclamaba en voz alta que el país se perdia por falta de creencias y de fuerza en el poder público: la reacción contra la libertad se mostraba triunfante, en el orden politico con la Constitución de 1843, y en el orden religioso con los jesuitas, que entonces se importaron de Europa.
La prensa liberal habia enmudecido: los ciudadanos temblaban ante la ley de medidas de seguridad, que los amenazaba como un espectro. Si mis recuerdos no me engañan, las ideas estaban en Bogotá de tal manera trastornadas, que hablar con entusiasmo de democracia, de soberania de las masas, de ensanche del poder municipal, de libertades públicas, equivalia a sentar plaza de espíritu debil, soñador y utópico. El movimiento reaccionario habia penetrado en las costumbres: la república era como una cosa de mal gusto. En las creencias reinaba la más completa intolerancia, y la gazmoñeria y el ultramontanismo estaban al orden del dia.
El cetro de la oratoria pertenecia a don Climaco Ordóñez, que templaba en los Congresos, con su palabra elocuente y conciliadora, la impresión acre e irritante de los discursos de don Mariano Ospina, en los cuales éste derramaba sin rebozo su desprecio ingénito por todas esas zarandajas que se llamaban garantías de los ciudadanos, derechos populares, soberanía de las masas, democracia y república.
Don Juan de Dios Aranzazu, que después de una juventud borrascosa pronunciaba un pecavi tardio, era uno de los oráculos de entonces. En calidad de paisano y de joven, pues este señor miraba con predilección a la juventud, yo NOVEDAD LITERARIA Acaba de ponerse a la venta el segundo cuaderno de la «Biblioteca Renovación. titulado Clopinel, escrito por el notable literato francés Anatole France.
Precio: 15 CÉNTIMOS.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.