Elías Jiménez Rojas

EOS 331 Pereira, mayo de 1917.
SR. Don Elías JIMÉNEZ ROJAS San José de Costa Rica.
Muy contento he estado, mi querido amigo con la visita de Eos. Dos tomitos, bonitamente encuadernados, de lectura deliciosa e instructiva. y de combate.
Pero no puedo pasar desapercibidas las dudas que me han entrado, a propósito de las de una «maestra de escuela. Dice Ud. que no comprende que se hable de los conflictos en la vida como de algo condicional a la vida, y con esta afirmación me he quedado un poco desconcertado. En la biologia hemos aprendido que el vegetal, dotado de poderosa energía sintética, construye su complicado protoplasma a partir de grupos elementales poco o nada complicados: el gas carbónico, para su funcion clorofiliana; los detritus nitrogenados del suelo, para su función radicular, siendo ambos excreta animales. o los animales mismos después de su muerte. En estos casos la vida del vegetal y la del animal no interfieren. Pero luego, el animal, con una fuerza de síntesis menos intensa, no puede utilizar esos grupos sencillos; necesita, condicionalmente para su vida, grupos más complejos, elaborados ya, y los encuentra a su elección, sea en el reino vegetal, sea en su mismísimo reino. En el hombre esta interferencia de la vida se exagera: necesita vegetales y animales, y no de cualquier manera, sino cultivados con esmero y alimentados con cuidado, para aumentar su rendimiento nutritivo. Ud. mismo, en otro fascículo de Eos dice, que el mejor alimento para el hombre sería leche y carne de hombre. yo mismo había llegado ya a esta conclusión, y me había aterrado al verme convertido, mentalmente, en antropófago. y luego termina recomendando la alimentación mixta. entonces, qué se vuelve esta ley de amor. Cómo negar el conflicto condicional de la vida, en el cual resulta sacrificada la vida, vegetal y animal, por la vida del hombre. hagamos notar que estuvo a punto de quedar sacrificado el hombre mismo en su defensa de la antropofagia. La harmonia universal no puede discutirse; la harmonia fenomenal es perfecta; pero la ayuda mutua no es universal, pertenece a unas especies y marca el sentido de su progreso (es pues, una ley, en el sentido biológico. y la ley de amor, en el hombre, vendría a marcar su perfeccionamiento. Pero aquí tampoco es universal, no cobija a todas las especies; realiza la fraternidad de los hombres entre sí, pero no del hombre con las demás especies. La especie se perfecciona cuando sus individuos no luchan entre sí; cuando, en su «afán por la vida. se ayudan mutuamente (los individuos) para vivir, y ayudándose se aman.
No comprendo cómo, saliendo de la especie y extendiéndose a todas las otras, esta ayuda mutua, esta ley de amor, podría alcanzar la vida en general.
Me parece que hemos de estar de acuerdo en estos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.