326 EOS EOS 327 Europa. Yo tuve siempre una idea muy clara y muy apasionada de la fuerza natural que nos lleva a participar de un solo y grande patriotismo; pero aun en los americanos originariamente más devotos de las estrecheces del terruño, de las hosquedades del patriotismo «nacional. compruébase a cada instante en Europa que la perspectiva de la ausencia y el contacto con el juicio europeo avivan la noción de la unidad continental, ensanchan el horizonte de la idea de patria y anticipan modos de ver y de sentir, que serán, en no lejano tiempo, la forma vulgar del sentimiento americano. Veis aquí como el corazón argentino se abre, con solícito afán, a los infortunios de Méjico; como el criollo de Colombia o de Cuba habla con orgullo patriótico de la prosperidad de Buenos Aires; cómo el el montañés de Chile reconoce en los llanos de Venezuela y en las selvas del Paraguay voces que tienen consonancia dentro de su espíritu. Los recuerdos o los problemas vivos y actuales que, entre algunos de nues tros pueblos, pueden ser causa de recelo y desvío, se depuran en el americano que ha pasado el mar, y manifiestan transparentemente el fondo perdurable de instintiva armonía y de interés solidario.
La comprobación de estos sentimientos en los americanos a quienes he tratado en Europa me parece el más grato mensaje que pueda enviar, al concluir el año, con mis filiales votos de amor, a mis dulces tierras de Occidente. Si se me preguntara cuál es, en la presente hora, la consigna que nos viene de lo alto; si una voluntad juvenil se me dirigiera para que le indicase la obra en que podría ser su acción más fecunda, su esfuerzo más prometedor de gloria y de bien, contestaría: Formar el sentimiento hispano americano; propender a arraigar en la conciencia de nuestros pueblos la idea de la América nuestra, como fuerza común, como alma indivisible, como patria única.
Todo el porvenir está virtualmente en esa obra. todo lo que, en la interpretación de nuestro pasado, al descifrar la historia y difundirla, o en las orientaciones del presente política internacional, espíritu de la educación tienda de alguna manera a contrariar esa obra o a retardar su definitivo cumplimiento, será error y germen de males; todo lo que tienda a favorecerla y avivarla será infalible y eficiente verdad.
En este maravilloso suelo de Italia, donde los ojos leen cómo la unidad de una tradición y de un espíritu, aunque largos siglos parezcan negarle fuerza ejecutiva, concluye por encarnar en realidad inconmovible, me he dicho infinitas veces que, si aún está para nosotros lejana la hora de una afirmación política de nuestra unidad, nada hay que pueda demorar el boceto ideal de ese cuadro futuro, la aproximación de las inteligencias y la armonía de las voluntades. he pensado en la juventud, como siempre que pasa por la mente una idea de esperanza y de gloria, y me he preguntado por qué de los periódicos de Congresos de Estudiantes no nacería, con la cooperación de los Estados, una fiesta aún más amplia, aún más significativa; las Panateneas de nuestra liga espiritual; un 25 de Mayo o un 12 de Octubre celebrados de modo que fuesen continentalmente el ágape de la amistad americana, y congregasen a los enviados de las diez y siete Repúblicas, en junta cultural donde se delinease poco a poco el hábito de deliberaciones más eficaces y de lazos más firmes.
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