Democracy

314 EOS EOS 315 Sin que la pasión ofusque nuestro acerto, condenando sin juicio previo los actos y procedimientos que se agitan en la solución del gran problema mundial, cuando horizontes más dilatados y prácticas de justicia universal reclaman el concurso de todas las naciones, tenemos el convencimiento de que el triunfo verdadero del derecho, en cualquiera de los teatros donde se discuta y cualesquiera que sean los elementos que contribuyan para conseguirle, tiene que alcanzar con sus ondas de progreso hasta los más débiles confines, las que por desvanecidas que lleguen a las más remotas distancias, siempre modificarán, con beneficio, el ambiente que sofoca a los pueblos que están bajo la plancha de las esclavitudes o bajo la férula de las impiedades de explotaciones monopolizadoras de la savia que los vivifica.
Ningún esfuerzo por el progreso es estéril, ni aun aqueNos que fracasan, porque cuando menos logran, consignan una protesta, la que es siempre manifestación del derecho en el sentido más explícito de sus concepciones y en toda la grandeza de sus prácticas, alejadas de mezquinas aplicaciones que ya no conforman nuestro espiritu ávido de algo grande y bueno, deseoso de verdad, con ansias de justicia, sino absoluta, cuya pretensión sería utópica, con la esperanza de que siquiera un jirón de su manto protector se reparta con ecuánime benevolencia a los que sufren las aplastantes cargas de feudalismos arraigados, cuyos tentáculos alcanzan a las instituciones que más alardean de la demolición de aquellas embarazadoras mallas, pulidas para darles el brillo de concesiones a la causa de la democracia, disimuladas con refinamiento para ocultar las garras autocráticas que encadenan a los pueblos.
En las filas de los que marchan a las lides por las causas del derecho, caben todos los pueblos de sana y recta voluntad y, al incorporarse, hacen comunión de ideales con tácita promesa de abanderados que protestan de las violaciones al derecho; en forma implícita infunden esperanza de mantener aquellos fueros en todos los campos y para todos los pueblos.
Es una manifestación de principios nuevamente reconocidos y sellados con la mejor de las pruebas, la de embrazar las armas y enfilar en la cruzada moderna de emancipaciones para devastar obstáculos que se obstinan en oponerse a la causa que promete el implantamiento de la libertad, en un orden, cuando menos, más amplio, más equitativo y más provechoso.
La épica lucha actual, empezó por un enorme desbordamiento de fuerza, que el heroismo logró contener con su poder patriótico y con la razón del derecho que se fué extendiendo hasta conjurar explosiones de libertad, convirtiéndolas en evoluciones serenas y ejemplares que representan el salto gigantesco de un siglo de preparación.
La ola estupenda que salió de madre, en su primer poderoso impulso, arrasó los campos inmensos en forma sangrienta, mas al reducirla metódicamente a sus limites, les deja progresivamente fecundados para el renacimiento del derecho, que también estaba encarcelado y que ahora despierta con desperezamientos de león sorprendido que camina, con paso majestuoso y demoledor, a una verdadera revolución en las instituciones.
El alistamiento en los contingentes que se dirigen a la redención extirpando las conculcaciones es un regreso a las antiguas leyes de los patriarcas fundadores de la democracia, engastada en las libertades públicas más eficazmente consignadas. Es la vuelta a los tiempos puritanos que dieron fuerza al impulso de la libertad que produjo la independencia; es algo como una reconcentración para reorganizar las líneas desordenadas por combates extraviados.
El reconocimiento de derechos violados, es una reconsideración que indica reivindicaciones de procedimientos que sustentan nueva doctrina y que hacen esperar nuevas prácticas.
Debemos alentar con nuestras simpatías y con nuestra admiración la entrada, en esa nueva senda, de elementos que significan mucho para nuestro porvenir y tomar su nueva doctrina, como se toma una palabra de honor empeñada y estrechar su mano como la de un amigo y compañero en las luchas por la justicia, sin escatimarle el contingente leal en los momentos de prueba, para comprometer su hidalga gratitud.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.