244 EOS EOS 245 y los aires impuros purifica del polvo impuro que su azul empaña, lluvia de oro, sonora y franca, humedeció mis penas tu sonrisa, purificó mis besos tu mirada.
Como el endeble cránco de los hombres, a pesar de caber en sus dos palmas, la inmensidad del Universo encierra y sus ruines paredes no se rajan; así en el parvo duomo de mi alma está como la aurora tu sonrisa. Como todos los orbes tu mirada!
Como a la luz del mediodía semejan un incendio las cañadas, y a los oblicuos rayos de la tarde tranquilos mares de bruñida plata, sol de virtudes, astro que ama, tú, sobre todos mis dolores juntos, las ilusiones de tu luz levantas.
Como al señor querría el Angel malo, si el Señor le volviese la Esperanza y en el vacío enorme de aquel Odio la enormidad de su Perdón volcara, así a raudales, así a cascadas, se ha inundado mi pecho de un cariño que por cielos y tierras se derrama.
Como pájaro y flor, en las agrestes, pavorosas llanuras desoladas, son retoques audaces que proyectan vida, calor, perfume, resonancia; en mi solemne, desierta pampa, como cántico y flor fué tu sonrisa, como cántico y flor fué tu mirada.
Como pugna una fuerza prodigiosa detrás de cada sol y cada larva, en las moles del mar y del rocio, en el grano de trigo y la montaña; tú no me tocas, tú no me hablas, y eres la sola vida de mi vida, su voluntad, su numen, su palanca.
Cariño universal que me transporta más allá de mis dudas y mis ansias, que me impone surgir del horizonte limpio de mis pasiones y mis lacras, como penacho de ardientes Ulamas que hubiera puesto Dios sobre mi testa, para darme el dominio de las almas.
Cariño que refunde mis potencias en la sola potencia sobrehumana de sentir nada más que lo sublime, de llorar nada más que por las alas.
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