EOS 239 238 EOS verdadero, de lo justo y hasta de lo conveniente.
Suprime hoy mismo todos tus amigos, así en seco, como quien derriba una planta de cicuta a un golpe de hacha. iy ya verás cómo te sientes más justo, más útil a los demás y hasta más misericordioso y tolerante con los errores ajenos!
Pero, sobre todo, vuelvo a insistir: no elijas tus amistades entre aquellos que puedan decir alguna vez que los avergüenzas en público.
La amistad de los que están mejor colocados que nosotros, es una especie de magnanimidad del lobo para con el cordero, que puede cesar cualquiera vez por la voluntad del lobo.
Nuestros semejantes más felices no son tales semejantes nuestros.
Todas las clases sociales tienen su estado de ánimo propio, que dificulta la fácil y cordial relación entre unas y otras. dos situaciones de ánimo distintas no pueden entenderse entre sí; porque, a pesar de expresarse con las mismas palabras no las usan en el mismo sentido; dentro de cada idioma hay muchos idiomas, y todos los días hablamos uno diverso.
Nunca podrás ser amigo, recuérdalo bien, de aquel que no entiende plenamente lo que dices.
Por otra parte, ninguna amistad es absolutamente necesaria: casi todas constituyen una esclavitud, y todas un peligro para la solidaridad humana y para el sentimiento de la justicia.
El hombre se debe a todos, no a uno solo.
Por último, si quieres evitarte dolores inútiles, no ames especialmente sino a tu mujer, tus hijos y tus padres: que no quede en tí nada más que el sensualismo absolutamente indispensable.
Hay que despojarse poco a poco del barro de bestia que todavía nos agobia. bien puede comenzarse por suprimir esa gran injusticia que han venido cometiendo los hombres; porque nadie absolutamente nadie tiene derecho de ser juzgado con el criterio elástico del amor, si los demás han de ser medidos con la vara inflexible de lo hombre es un animal doméstico: civilizarse es domesticarse.
Los prejuicios no son sino juicios definitivos cristalizados en la mente, a lo largo del tiempo, acumulaciones de humanidad; y, muchos de ellos, sentimientos tan necesarios a la conservación del individuo y a su equilibrio dentro de la sociedad, como los propios órganos físicos de relación.
De manera que suprimirlos sin substituirlos, es tan estúpido como arrojar al fuego todas nuestras ropas, cuando no tenemos otras de repuesto.
Arroja tus maletas cuando ya no las necesites, como lo hizo Sixto una familia, porque sea pobre, es una gavilla; ni un padre de familia, porque sea un triste trabajador es un capitán de fascinerosos.
Ser padre pobre es tener en sus manos las riendas del porvenir del mundo: las más grandes almas casi siempre surgieron de los bajos fondos.
Por lo mismo que los hijos no pidieron a nadie que se les engendrara, los señores padres tienen, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.