EOS 199 198 EOS Es triste cosa ver a nuestros estudiantes pasarse las tardes de los domingos en el café o en la taberna o en el cine, aun haciendo buen tiempo; pero sería más triste verlos disciplinados, es decir, disciplinados no, sino organizados o reclutados en un juego preparatorio para otra cosa. Que aprendan a hacerse hombres y no que soporten el que les hagan piñones de las ruedas del engranaje social de la máquina del Estado, y para hacerse hombres que juegan juego verdadero, juego que sea fin en sí, gánese o no se gane, y hasta que se eduquen a perder. cuando vengan mal dadas, pero siempre jugando limpio. Y, sobre todo, que no ensucien el juego de nuestros hijos con saborra de pedagogía ni de táctica.
MIGUEL DE UNAMUNO de sus padres. Pues que no iba poco satisfecho, creyéndose algo, el pobre chiquillo que hacía de coronel!
Lo que menos sospechaba es que el menos libre de todos alli era él. En un juego libre, espontáneo, en un verdadero juego, en una pedrea armada por los chiquillos mismos, es lo más probable que a aquel pobre muñeco que exhibía el uniforme de coronel de juguete pagado por la ridícula vanidad del mentecato de su padre, le hubieran dejado de lado sus compañeros tomando, en cambio, como caudillo a otro cualquiera, a uno que ni figuraría en el batallón infantil.
Sir Carlos Waldstein se pronuncia luego contra el profesionalismo en el juego, contra los profesionales de los deportes por espíritu mercenario. dice. Que no haya profesionales del ocio y del juego ni aficionados del trabajo. El deportista asi concebido es un parásito social. El ideal del gentleman, por el contrario, es el aficionado en el juego y el profesional en el trabajo. se da el caso de que un profesional del juego de la pelota, un pelotari o pelotaire, acaba por convertirse en una especie de ruleta humana. Que es a lo menos a que puede descender un hombre.
Si da pena ver qué poco juegan nuestros niños, da más pena verlos alguna vez jugar juegos pedagógicos.
be Lo de los boys scouts tiene que fracasar. Los chicos que tienen espíritu libre, que se sienten ya hombres, hombres civiles y libres, se hartan pronto del uniforme y del palo y de la fila y del tambor y de los saludos y de las jerarquías y de los hurras y de todas esas cosas que no son exploración ni cosa que lo valga.
AVISO AL LECTOR cano: Lo que decia cincuenta años ha un gran ingenio mexi«En el mundo literario deseo ser conocido únicamente con el nombre de Ipandro Arcaico, y luego a usted (al señor Barcia) y a todos mis amigos que no me arranquen el tenue velo del seudónimo que me asignó la Arcadia de Roma. Creo poderlo exigir aun de mis enemigos. Ellos, mejor que yo, saben que es un gran agravio en el carnaval y prueba de salvaje descortesia el llamar por su nombre o descubrir al que lleva careta, por mos que este sea conocido y se le trasluzca el rostro bajo el antifaz. El subrayado es nuestro. Los criticos más mordaces en la civilización europea han respetado siempre el seudónimo, y creo que no es demasiado pedir lo mismo en la República de México. en la de Costa Rica.
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