196 EOS EOS 197 para acrecentar y enriquecer y prolongar y, si fuera posible, eternizar la vida misma. el fin moral de la vida es vivirla en en todos y en cada uno de sus momentos, como el fin moral del juego es jugar limpio. el fin moral del trabajo es trabajar bien y no el salario, que no es más que su fin económico.
Por lo cual ni para enriquecerse y enriquecer a la patria o a la familia es lícito trabajar como trabajan las máquinas organizadas. Lo que da la razón a los pueblos que se defienden de la inmigración china, gr. y si se les habla de libre competencia pueden responder. es que no debemos hacernos chinos para el trabajo. hay más chinos que los chinos.
Desde que esa hórrida pedantería que llaman pedagogía se metió en lo de los juegos, éstos corren riesgo de envilecerse. menos mal que los niños se saben defender. En cuanto veo una de esas cajas de algún juego instructivo me echo a temblar. Quiero decir uno de esos juegos para aprender, gr. geografía jugando, lo que se reduce a jugar a aprender geografia y se estropea la enseñanza de ella y el juego. Hay que hacerle entender al niño que el aprendizaje de cualquier ciencia o arte es algo serio y hasta doloroso y no un juego, y después dejarle jugar. tiene razón sir Carlos Waldstein al condenar esos juegos según principios higiénicos o militaristas para servir a fines militares y burocráticos.
En mis mocedades adquirí la pasión de las ascensiones a las cumbres de las montañas de mi nativo país vasco, a las excursiones por valles y cimas, y aun no he perdido el gusto. Pero nuestro excursionismo era un juego libre. Ni siquiera formamos sociedad alguna excursionista o alpinista con su junta directiva y su reglamento. No había allí nada de burocrático. luego he visto a mis hijos aburrirse muy pronto de eso de los exploradores o boys scouts y de escultismo. que así le llaman no sé por qué, y acaso menos mal escuchismo. Lo que no es sino la segunda edición de aquellos batallones infantiles de hace unos años, que fracasaron a su vez como no podían menos.
En mis mocedades me dediqué mucho al alpinismo, y siendo más niño, en plena guerra civil carlista, el juego favorito entre nosotros, los niños de entonces, era jugar a las partidas y a la guerra. Durante el bombardeo de Bilbao bombardeamos, en Bilbao mismo, una tienda, hallándose algunos dentro de ella, con el cascote de unos escombros amontonados en la calle.
Pero no nos dirigía ningún profesional adulto que hubiese estudiado poliorcética.
Lo de los boys scouts tiene que fracasar como fracaso lo de los batallones infantiles, y es porque no ha habido el valor de imponerlo como una preparación obligatoria para la milicia; y se ha querido hacer de ello un juego. un juego medianero, un juego pedagógico, un juego que no es un fin en sí, sino una preparación. los chicos que tienen espíritu libre, que se sienten ya hombres, futuros ciudadanos, hombres civiles y libres, se hartan pronto del uniforme y del palo y de la fila y del tambor y de los saludos y de las jerarquías y de los hurras y de todas esas cosas que no son exploración ni cosa que lo valga. ello acabará como acabaron aquellos caricaturescos batallones infantiles, que no servían sino para alimentar la vanidad de algunos niños y la mucho mayor de los bobalicones Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.