Violence

190 EOS EOS 191 Dando las gracias Hemos recibido el 94 de la revista Nosotros de Buenos Aires (Calle Florida 32. dirigida por Alfredo Bianchi y Roberto Giusti. Nuestro elogio vendría de sobra. Es una revista tan conocida como apreciada. Nos limitamos a copiar la conclusión del estudio de José Gabriel intitulado Gramática ideológica y parte de la nota que dedica a Octavio Mirbeau el señor Alvaro Melián Lafinur: El se, dicho signo de pasiva, representa la universalidad de las personas y de las cosas (éstas en virtud de una personificación) y es sujeto singular. El verbo de la pasiva con se debe ir en singular, porque el sujeto lleva ese número. El hasta ahora indicado como nominativo de la misma oración, es complemento (dativo o acusativo, no decidimos este punto. Atendiendo al régimen y a la calidad de los elementos gramaticales, las oraciones primera y segunda de pasiva con se son activas, de primera cuando llevan complemento. se alquila casas. de segunda cuando no le tienen. se vive. ostensiblemente por todos; así ha vivido y acaba de morir Octavio Mirbeau, dejando en sus novelas, poéticas y fangosas, todo a un tiempo, algunos de los documentos más sintomáticos y apasionados que se hayan escrito sobre la vida contemporánea.
Tenía el alma ruda y soñadora a la vez de los viejos normandos que conquistaron la Inglaterra, que invadieron todos los países, que pasearon su audacia corsaria por todos los mares del mundo. Era él mismo un corsario de las letras, siempre en lucha con los piratas de la literatura y de la sociedad, a quienes persiguió implacablemente en páginas de una violencia inaudita.
Como Flaubert, como Barbey Aurevilly, sus paisanos, experimentaba una repugnancia casi física al contacto de la imbecilidad humana y ante las turpitudes de una época refinada, enfermiza y decadente. Dijerase que como en aquellos dos escritores, retoñaba en él el espíritu ingenuo y bravío de sus antepasados, incompatible con las acomodaciones y las cobardías a que obliga uną civilización en extremo compleja.
Fue en consecuencia un rebelde, un refractario como Jules Vallés, que reaccionaba de manera brutal ante el espectáculo del mundo bullente en torno suyo. como rasgo de su raza era hombre de acción tanto como de pensamiento, ponía éste al servicio de sus voliciones sociales, buscando castigar, agitar, modificar, con el empuje de su vigor ideológico y de su recio lenguaje impetuoso. Los errores, las hipocresías, los vicios, la injusticia de la estructura social, arrancábanle tremendos dicterios y atroces contumelias, tanto más hirientes cuanto que sabía revestirlos de formas perfectas. Tuvo para sus propios colegas sarcasmos e Encastillado en su desdén, alejado del comercio mundano por su horror a la estulticia y su misantropía agresiva, odiado por muchos, admirado secreta u Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.