176 EOS EOS 177 segundo momento, el acto final, es el que yo llamo intuición, un esfuerzo muy difícil y muy penoso, por medio del cual se rompe con las ideas preconcebidas y con los hábitos intelectuales hechos, para colocarse simpáticamente en el interior de la realidad. Mas antes de que sobrevenga esta intuición, que es la operación propiamente filosófica, es necesario un estudio científico de los contornos del problema. Ahora bien, esos contornos pueden ser de los más inesperados. El que emprende una cierta dirección filosófica, no puede saber de antemano cuales van a ser los problemas científicos que encontrará en su camino, y que deberá profundizar para seguir adelante. Podrán ser problemas de mecánica, de física, de biología, de sociología, de una ciencia cualquiera. Pero y si no es matemático, o físico, o biólogo, sociólogo. Tendrá que llegar a serlo. Pero eso no se hace en un día. Cierto que no; eso puede exigir años; pero el filósofo consagrará a ello los años que hagan falta. Por eso decía yo que el filósofo debe estar dispuesto en cualquier momento de su carrera, a volver a ser estudiante.
Ignoro, por mi parte, si soy filósofo; pero sé bien en qué punto me hallo en este momento. El desarrollo de las conclusiones a que he llegado hasta ahora, me ha situado frente a un problema nuevo, y este nuevo problema me ha puesto en el trance, si quiero obtener la solución, de emprender estudios nuevos para mí. Que no consigo alcanzar su término? Pues entonces liquidaré cuanto pueda tener aún que decir acerca de los problemas a que he dado ya la vuelta; pero sobre problemas nuevos nada escribiré; nunca se está obligado a hacer un libro.
Pero hasta ahora sólo he hablado de la primera fase de la invitación, y, a este propósito, me he dejado ir a un comentario, quizá demasiadamente largo, de la relación que establezco entre el filósofo y el estudiante. He aquí que vengo a Madrid; y no vengo solo, como acaso lo creisteis primero, sino acompañado por varios de mis colegas del Instituto de Francia, pertenecientes al mundo de la ciencia y del arte. Y, en consecuencia, no sólo habéis deseado recibirnos a todos juntos, sino que habéis querido no ser vosotros, los estudiantes, los únicos que nos reci.
bieran; habéis ensanchado el marco de vuestra invitación; habéis convocado aquí a los más eminentes representantes de la política, de la ciencia, del arte y de la literatura. Nos hacíais con ello un gran honor, que de antemano nos ha conmovido. Mas, en el momento de penetrar aquí, otro sentimiento ha venido a sumarse al primero, sentimiento muy dulce. Sumidos en una atmósfera de cordialidad, hemos creído sentirnos levantados, al mismo tiempo, por una ola de simpatía. bien comprendíamos que esta simpatia no se dirige únicamente a nuestras personas. Dirigese también dirigese sobre todo, así lo esperamos a lo que nosotros representamos aquí. través de nosotros, por encima de nosotros, se dirige a Francia. Francia, la que por su parte ama a España. Francia, cuya admiración siempre fué grande por el arte español, por la literatura española, por todas las. contribuciones que España ha aportado a la ciencia, a la filosofia, a la civilización. Ninguna nación está mejor dispuesta para comprender la vuestra, para simpatizar con las corrientes de pensamiento y de Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.