140 EOS EOS 141 las puertas que conducen al empleo del patíbulo como un instrumento social y confiando, como con justicia parecéis confiar, en que el derecho de gracia, la rectitud de los tribunales y de los jueces y la indulgencia característica de nuestras costumbres reservarán el castigo tremendo para el crimen evidente y excepcional, habéis hecho bien en procurar el restablecimiento del cadalso, y como se requiere valor no escaso para ir en contra de preocupaciones aquí arraigadas, y por otra parte nobilísimas, venimos a daros, porque lo ne cesitáis y lo merecéis, el apoyo de nuestras calurosas adhesiones. DMIRAMOS como pocos al «igual del grande Homero. mas cuando le vemos enfrentado con el patibulo y oímos chasquear su látigo de fuego sobre las espaldas del verdugo, nos parece pálido su laurel el más espléndido que la poesía haya puesto en sienes humanas y no tenemos ojos ni admiración ni amor sino para la aureola que circunda la frente de ese otro Salvador.
FIDEL CANO San José, de Junio de 1895.
Aniceto Esquivel. Jesús Jiménez. Ascensión Esquivel. Ricardo Jiménez. Carlos Durán. Cleto González Viquez. Manuel de Jesús Jiménez. Ricardo Fernández Guardia. Antonio Zambrana.
Manuel Sandoval. Andrés Coronado. José Durán. Daniel Núñez. Juan Rojas. Gaspar Ortuño. Mariano Montealegre. Jaime Carranza. Camilo Mora. Manuel Aragón. Gerardo Echeverria.
Manuel Luján. juan Valenzuela. Gordiano Fernández. Francisco Sáenz. Alberto Gallegos. Miguel Pacheco. Jesús Marcelino Pacheco. Vidal Quirós. Lesmes Jiménez. Salazar, etc.
Escucha, oh tú, viviente del sepulcro, Viviente de lo eterno, Jehová, Dios, resplandor inmenso, inextinguible, Rayo que nada eclipsará jamás!
Para crear tinieblas, noche, muerte, Han alzado los hombres en mitad De dos siniestros, fúnebres pilares, El triángulo. tu símbolo inmortal. Ay! y la turba, el negro pueblo unánime, Que ve resplandecer tu claridad, Sin que áspero sudor las frentes broten Sin llenarse de espanto, sin temblar, Asiste al espectáculo horroroso Que ofrecen como fiesta a la ciudad Los que, invocando la verdad, castigan El crimen (lo que asi quieren llamar. Haciendo descender sobre la vida ¡Oh terror! la sombria eternidad!
Nosotros tenemos la esperanza de que esas «NOBILISIMAS preocupaciones aquí arraigadas» se hayan ahondado más durante los últimos 22 años, y casi podemos asegurar que la pena de muerte no entrará jamás en nuestras costumbres, aun cuando entre en nuestra Constitución.
VÍCTOR HUGO (Trad. de Fidel Cano. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.