126 EOS EOS 127 Tuyo era ese hijo que asesinaste. Tuyo y mío. Más tuyo y mío que esta tierra que disputan nuestros pueblos. un tribunal de Justicia humana perdona tu crimen y te conceptúa víctima del destino Víctima eres; sí, víctima; pero no del destino y si de preocupaciones sociales, y de un falseado ideal, de hoy más, para mí execrable. De un ideal que te ha impulsado a privarte de una realidad sublime.
De un ideal maldito y egoísta, que por un resto de preocupación humana no me atrevo a nombrar al abominar de él. ese pueblo tuyo, preocupado por tu caso, sólo se atreve a dispensar cobarde protección a los hijos de la guerra, a los hijos de paso, y alienta vuestra infame cobardía, para que abandonéis vuestros hijos, que son los nuestros, y que ellos carezcan del más sublime amor, en aras del amor de. pátria. Oh mísera, en quien se sobrepuso el odio de un instante, al amor que debías sentir por aquella vida apenas iniciada!
Aquella vida que como otras semejantes a ella, hijas de la muerte, habían de servir de lazo de unión entre nuestros rencores. pasará el tiempo y volverá la paz. Que paz hizo tu pueblo con el pueblo con que tuvo guerra cien años, y odios en toda la pasada centuria. pasará el tiempo y volverá la paz. y nuestro hijo, que acaso pudo vivir vida noble y fecunda, muerto por ti, no podrá dar a tu corazón la paz, pues tú lo ensombreciste con tu rencor eternamente.
Los campos agostados volverán a cubrirse de dorados trigos. florecerán los huertos, y los pájaros formarán de nuevo sus nidos.
La tierra, generosa y fecunda, renacerá a nueva vida, ofreciendo sus frutos a los que fueron fratricidas. pasará el tiempo y volverá la paz. Será la hora del amor!
Resplandecerá el triunfo de la vida sobre la muerte.
Tú, atormentada por el recuerdo de los días tristes, te lamentarás echando de menos a los que perecieron entonces.
Acaso ya, sin padres ni hermanos, mires a tu alrededor en busca de un ser a quien dedicarte amorosa. lo tenías. tú misma te privaste de él. Era el hijo de paso, el hijo de la muerte.
Quedarás sola (joh tú, desventurada, absuelta por los hombres que odiaron) en medio de la paz, como desoladora imagen del pasado de horror y de muerte, de rencor y destrucción.
Tú que fuiste fecunda y agostaste tu frutò; tú que rechazaste el bien supremo que purifica y enaltece; tú que sacrificaste el amor de madre en un ara que levantaron los hombres a los pies de la patria, convirtiéndola en un nuevo Moloch! El señor Alfau habla como alemán. Que el lector imparcial haga de jurado y diga si se trata aqui de un crimen o de una triste consecuencia de un crimen. Josefina es tambiên criminal o lo es solamente el soldado alemán? Esta protección no es cobarde. Es valiente y noble en el más alto grado. Es cobardia el proteger a los hijos de los invasores criminales o es al contrario la más generosa de las temeridades?
ALFONSO ALFAU Lakewood, Febrero de 1917.
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