124 EOS EOS 125 El hijo de la de la muerte Para Eos. Paris, 25 de Enero. Josephine Berthelemy, de 20 años, ha sido absuelta, en esta capital, por un Jurado, del delito de dar muerte a un hijo suyo, por serlo también de un soldado alemán. El Gobierno francés ha acordado establecer inclusas, donde esas madres puedan abandonar los hijos de la guerra, que consideran baldón de ignominia Del Siario de un soldado alemán amor. se estremeció con un odio feroz y salvaje de histérica o alucinada; y tus manos que un día fueron buenas y pías, y enjugaron el sudor de mi frente, y aliviaron mis heridas, se crisparon en el cuello del hijo mío, y quitaron la vida al hijo tuyo, al fruto que un día yo dejara en tí como triunfo de la ley de vida. de una ley más santa que la de la muerte. Oh! Execrable y mísera criatura, en la que supieron sobreponerse falsos ideales a los de la santa maternidad.
Maldita tú, malditi seas, que creíste más halagador escuchar que de tí dijesen. Es una patriota. al sublime dictado de «Es una madre. Desgraciada, en quien pudo triunfar la idea de un pudor pueril sobre la de la santa maternidad. Desgraciada, que no supiste comprender la alta categoría a que te elevó lo que miraste como desgracia. Desgraciado yo, el que siempre fué sembrador de la muerte y quiso una vez sembrar la vida. y te encontró en su camino. tu crimen me hace despertar de uno como sueño de absurdos que yo llamaba hasta hoy ideales.
No puedo ya seguir llamando ideal al sentimiento del honor, que ahogó en tu pecho el más santo de los sentimientos, el purificador del amor materno, que es a la vez símbolo de ese amor a la patria.
No puedo ya seguir llamando ideal, al egoísta amor tuyo a la porción de tierra que llamas patria. Josefina Berthelemy albergó en su seno amor hacia el soldado El soldado alemán. sembrador de la muerte. quiso «calmar la sed de su cuerpo, e infligir a la vez (o ante todo) la más horrible pena a una mujer enemiga. BUENA PIA. Esto es seguro. Pensó un instante en sembrar Josephine Berthelemy: Soy yo, uno de los hijos de Marte, uno de los segadores de vidas, que entre el horror de la ruina y el odio, llegó una tarde a tu aldea, sembrando la muerte, y al marchar dejó en tí simiente de nueva vida. eres tú aquella Samaritana que generosa calmó la sed de mi cuerpo y la sed de mis sentidos. hoy, el azar me hace saber que aquellos tus dulces ojos, al ver en la vida al hijo mío, se ensombrecieron con la idea del crimen; y el seno que albergara al X que lo son realmente. Si hay huérfanos y abandonados en el mundo, ningunos lo son más que esos hijos del odio, frutos desdichados de la ferocidad de un soldado y de la debilidad muscular de una mujer. El gobierno francés, al establecer inclusas para los hijos de la guerra. no del amor. ha hecho cuanto cabia hacer en resolución del problema más dificil entre los suscitados por esta guerra.
alemán?
la vida?
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