Joaquín García Monge

94 EOS EOS 95 a la amada convaleciente, vuelta a la vida, y su propia convalecencia y descanso de unas tres semanas.
Después de examinar el prólogo y hallarlo como el chocolate del andaluz, sin cacao, sin azúcar ni canela ¿tendré valor de examinar las cuarenta. Ni riesgo! aunque estoy seguro de acusárselas.
Pero si él las escribió para matar sus ocios, yo examiné su prólogo para matar los míos; y por qué negarlo? he quedado exahusto y hasta empalagado y aturdido. con tantas bellezas y figuras de retórica.
HEALTHY Brenes Mesén debe esforzarse o se queda atrás, lo que sería gran lástima. Alguna campana de la vecindad puso un tinte de Angelus sobre los asfodelos del silencio. Una melodía octosilábica se hizo oír en mi interior y desde ese instante, por espacio de unas tres semanas de convalecencia y de descanso, las Voces del Angelus me fueron traídas por el Príncipe del Cuarto de Hora. Pone la luz de la mañana tintes de rosa y oro en los últimos reflejos del crepúsculo y acaricia las flores del campo; pero no hay campana que pueda poner up tinte de Avemaría ni al silencio ni a sus lirios, si los tiene. Las campanas no pintan, suenan; y las de las iglesias católicas llevan en sus vibraciones de la mañana y de la tarde, cierta unción mística que va a impregnar las almas de los fieles y los hace prorrumpir en el saludo del Arcángel a la Virgen María.
Las Voces del Angelus son siempre solemnes y religiosas. Brenes Mesén ni las comprende ni las siente. Pero si ha llamado Voces del Angelus esas cuarenta composiciones, porque las cree su despertar poético, mal nombre les puso. el mismo dice que las trajo el cuarto de hora, es decir, la ocasión.
No hay en ellas tal mistica coloración crepuscular.
Ni es cierto que las haya escuchado en una cañada recóndita, ante el verdor de yedra de un antiguo monasterio, que una dulce tarde, a la hora del Angelus, descubrió en el fondo de su alma, porque siete renglones antes ha escrito que la melodia octosilábica la oyó al Angelus de la mañana, y por que fueron escritos desde 1913 hasta 1916 en diferentes partes. Olvidó también al concluir su prólogo, Dando las gracias Ha llegado a nuestra mesa La Mala Sombra por el profesor don Joaquín García Monge. Reaparece el encantador autor de El Moto, pero con algo más de tres lustros encima y el consiguiente misticismo. La mala sombra del ambiente y de los años!
Recomendamos encarecidamente la lectura del cuaderno 91 de la Colección Ariel (Batalla de Blenhein y Batalla de Bailén) y felicitamos a su actual Director don Alfredo GREÑAS a cuyo liberal empeño debemos ya tanto los costarricenses.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.