76 EOS EOS 77 al mandato de los principios proclamados por Mr. Wilson. Pancho Villa y sus bandidos no quisieron dejarse ahorcar y quedaron, como antes, dueños del campo.
Hay quien asegure que sus ordas se convirtieron en legiones a la aproximación de los gendarmes americanos, y es bien posible que así haya sucedido. No aseguramos que el terror de ahorcar a tanta gente haya hecho retroceder horrorizados a Mr. Wilson y sus agentes; pero bien pudiera suceder que su oficio de policía internacional lo haya obligado a cambiar de reos. Ahora mira hacia los campos de la Europa Central. Indudablemente los Estados Unidos, que nunca han roto ningún tratado, ni mutilado país alguno, ni atentado contra la soberanía de las pequeñas naciones, deben ir a ejercer sus altas funciones punitivas, colgando del pescuezo hasta que mueran a los bandidos teutones coronados. si se dejan. En la política con Colombia ha sido más leal Mr. Wilson. Quién sabe! El Secretario Knox le hizo una proposición de tanteo. Así lo aseguró él mismo.
El Presidente Wilson le presentó un Tratado en forma y según se creyó entonces con todas las garantías de que si el Senado Colombiano lo aprobaba, el de los Estados Unidos lo aprobaría incontinenti. El Senado de Colombia lo aprobó según parece sin modificarlo en lo más mínimo. El Senado de los Estados Unidos lo ha encarpetado. No sería este otro tratado un nuevo tanteo, mejor y más hábilmente presentado?
Porque realmente lo que ha cambiado en los Estados Unidos no es la política exterior sino el modo de desarrollarla. Roosevelt y Hay, Taft y Knox, brutales en los medios, ni la ocultaban ni la paliaban siquiera; Wilson la envuelve en la miel de sus palabras y la cubre con el oro de unos principios que no son los de su raza; y nosotros, con un criterio enteramente infantil, tragamos la traidora medicina y no caemos en cuenta del engaño sino cuando el estrago de sus efectos no tiene más remedio que la resignación de la impotencia.
Porque parece inconcebible que un político ilustrado como Wilson hubiera echado en olvido que un tratado tiene que ser «consentido por el Presidente y dos tercios del Senado. para ligar a su Nación, y que no hubiera asegurado esa mayoría o siquiera inquirido si ella lo acompañaba y daba consistencia a su propio consentimiento, antes de someter a la consideración de Colombia su proyecto de tratado. Sin duda, considero que siendo un mero tanteo, no era necesaria esa investigación. Quizá no tuvo otro objeto que adormecer las sospechas de las naciones hispano americanas respecto de su política exterior, haciéndoles creer en un cambio de rumbo hacia la Justicia y el Derecho. a fe que si su designio fué ése, bien lo ha conseguido y mejor que por ese medio con el halago a la pueril vanidad de los políticos del a quienes impuso la tarea de sacarlo del atolladero de Vera Cruz en México.
De Wilson puede decirse: Ni palabra mala ni obra buena. Como Taft, como Roosevelt, como todos los políticos de Estados Unidos, él sigue la marcha hacia el Mar Caribe, hacia Panamá y sus vecindades, reco nociendo eso sí el derecho de todos sin dejar por esto de violarlo. Como los políticos italianos descritos por Macaulay, sus pensamientos y palabras no guardan relación entre si y mucho menos con sus actos. ProEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.