48 EOS EOS 49 solamente los girones del territorio, sino la causa primordial de la soberanía del sí mismo, del habeas corpus en su expresión más amplia, y con ella la causa de la civilización, de la cual la primera fué siempre solidaria. Así se lo ha dicho a las gentes desprevenidas y sanas su sentido común, y hemos visto por consiguiente apasionarse por la causa de Bélgica a quienes nunca se habían cuidado de su existencia, y saludar con alborozo el ingreso de Italia en el número de los aliados a los mismos que ayer le enseñaban los puños, a la hora de sus desplantes imperialistas. PALACIOS debemos decir lo que sentimos: el bienestar viene a ser el objetivo de la patria. El bienestar de los conciudadanos, serán las palabras de ocasión cuando un padre y una madre anuncien a sus amigos en lo sucesivo que su hijo ha caído heroicamente en la última batalla, peleando por su patria y por su rey. Sin duda, los secuaces de la política reaccionaria, se encogen de hombros desdeñosamente, como el Profesor Delbrück, ante el nombre de Stuart Mill y el criterio del bienestar de los ciudadanos como norma de la conducta pública. Quéles importa a ellos la felicidad de los individuos. No se han aligerado los propios liberales ingleses de sus compromisos con aquella escuela, enarbolando una enseña de colores socialistas con las insignias del Estado como meta de sus aspiraciones?
Para los partidos reaccionarios todas las armas son lícitas y oportunas, y nunca dejaron sus voceros de tachar de consejas anticuadas, en cuanto pugnaran con sus instintos, las enseñanzas que ayer no más denunciaran los mismos como quimeras perniciosas. Para estos señores y para su escuela, nunca fueron de actualidad las aspiraciones de la libertad, ni fué jamás anticuada ni prematura la idea de agarrotar el pensamiento y la voluntad, e incautarse de la persona y los bienes de los ciudadanos.
Este es, y no otro, el secreto del impúdico hossanna con que festejan los recalcitrantes en más de un rincón del mundo el triunfo del Kaiser y de sus huestes. Es que el enemigo está en casa, y hay que empezar por denunciarlo y decapitarlo allí, mientras lo barren por otra parte del haz de la tierra los cañones de los aliados. Lo que hoy se disputa en Europa, no son. Se habla generalmente del furor latino. Existe, pues, el furor latino? En cierto sentido, si existe. Un latino vuelve de la calle disgustado y, para desahogar su mal humor, es posible que rompa un plato mientras que, en iguales circunstancias, un inglés se conformaria con dirigir una carta al Times. es que los latinos se enfurecen por bagatelas. En cambio, nos están ahora demostrando que no se enfurecen ante lo que no es bagatela.
Que los trances serios los resuelven con severa y justa razón. Que combaten con la razón. Que tienen más fe en su humanidad consciente que en su animalidad subconsciente. Hay otras razas. continúa el humorista inglés que hacen lo contrario precisamente. Son graves en las cosas triviales y reservan el furor como última ratio.
Siempre nos están amenazando con el furor, con que no responden de sus actos. Proponen arreglos para ellas ventajosos y, si éstos no se les aceptan, entonces se entregan al arrebato subconsciente. Chesterton llama a esto el «furor teutonicus.
ALFONSO REYES Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.