376 EOS EOS 377 La muerte de Verhaeren el pueblo americano piensa con Roosevelt cuando dice. No creo que éstos (los Tratados) nos perjudiquen en lo más mínimo, pues en caso que comprometieran nuestros intereses NO LES HARÍAMOS CASO. Nos perjudicaríamos MORALMENTE si faltáramos a un tratado, LO QUE SERÍA EL MENOR DE LOS MALES. más bien que con Wilson cuando declara que «tenemos que considerar tan inviolable y suprema la más débit de las Repúblicas del Caribe como el Canadá y la Argentina. Traducción oficial del Ministro de Relaciones Exteriores.
Bogotá. Imprenta Nacional 1916. ERRATUM: En la página 306, cuaderno 22, línea 6, donde dice «se sigue hoy. léase: SE IRGUE HOY.
En el próximo cuaderno de EOS (1. del 3er. tomo)
hallarán nuestros lectores preciosas páginas sobre instrucción pública. El triunfo de la ciencia y el del buen sentido común se confunden, cualquiera que sea la rama del saber humano que uno considere. Quién, que haya consagrado su existencia a la persecución de la verdad, en cualquier orden de conocimientos que sea, no echa de ver que los más activos años de su vida se han gastado en buscar muy lejos lo que en realidad estaba muy cerca. Emile Verhaeren ha muerto; el Poeta ha sido arrollado por una de aquellas «fuerzas tumultuosas, que él, a imitación del evangélico Walt Witmann, cantó con sonoro y deslumbrante verbo. Ha muerto como Mendes; pero la muerte de Verhaeren, triturado por un tren, adquiere un espectral sentido simbólico. EI, que fué broncínea trompeta pregonera del triunfo del Siglo; EI, que aprisionó en sus versos el temblor de inquietud e incertidumbre que agita la vida moderna; que dió a sus poemas la móvil majestad de las ondas oceánicas y aquel rumor de colmena estival que es como la respiración de las «ciudades tentaculares. ha caído oscuramente en una estación, quizá mientras se abstraía tejiendo con frases rotundas la espléndida vestidura de su poderoso Pensamiento.
Nadie como él sintió la carne azotada por el Hastío y el Terror; su espíritu inmenso oyó voces inauditas en las tinieblas y refirió en poemas extraordinarios sus poeanas aventuras con «los aparecidos en sus caminos. Pero el bullente mar de su fantasía, cuyas ondas besaran las playas heladas de lo Desconocido, se precipitaron, luego, por otro cauce. entonces fué el vibrar de aquel himno a la Energía, a la Voluntad, a las Grandes Fuerzas creadoras, que ha sido bruscamente acallado por la puñalada de la Muerte.
Con Verhaeren desaparece una de aquellas grandes figuras literarias del pasado siglo, uno de esos MaesPodemos servir suscripciones de TODOS los números de «EOS. desde el primer cuaderno.
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