342 EOS EOS 343 de perfección moral. Que nosotros lo veamos o no, es indiferente. Entretanto a nosotros nos toca cumplir todos nuestros deberes.
Todo matrimonio es fundamentalmente distinto de lo que se figuran los desposados. Allí donde ellos esperan la dicha, ésta se retarda; allí donde creen verla palidecer, es donde llega a fulgurar al fin con más fuerza. más bella de lo que ellos podían esperar.
Quien quiera modelar la vida según sus concepciones, la destrozará; pero quien acierte a conformar sus pensamientos a su destino, le realzará.
riencia me ha mostrado un gran adelanto en nuestra cultura en el modo de conducirse las madres. Mientras las mujeres no tengan el valor de defender contra toda la sociedad las consecuencias de sus actos, su maternidad, creo que no será posible pensar en el matrimonio de conciencia.
Si de entre los cientos de personas que diariamente en las columnas de nuestros diarios tratan de entregar a manos mercenarias el fruto de su amor, sólo unas pocas, que por cierto suelen ser mujeres que trabajan y son independientes, tienen el valor de ostentar su maternidad. cómo es posible que nuestras actuales preocupaciones puedan ser desterradas?
Deseo el advenimiento del matrimonio de conciencia; pero para ello necesitamos verdaderos hombres y mujeres. Tales cosas no se hacen solas, deben incubarse. Todo progreso es paulatino. Pero esto es completamento cierto. Sobre nuestro matrimonio no libre de hoy debe desarrollarse el matrimonio de conciencia, como sobre el matrimonio múltiple se desarrolló en otro tiempo el matrimonio único.
El matrimonio de conciencia no es de más fácil disolución que el matrimonio común, sino más difícil. Es un error el creer que se pueden separar con más facilidad dos personas cuando se unieron fácilmente. En este error han tropezado muchas personas, que han maculado o destrozado su vida para siempre.
El matrimonio de conciencia es un derecho sagrado, pero sólo cuando se funda en los más altos deberes de humanidad. Nadie debe dudar que al adquirir grandes derechos adquiere grandes deberes. Pero no hay duda de que la humanidad ha de llegar al grado más alto Los viejos no deben, en lo posible, inmiscuirse en la educación de los nietos, es mejor que no vivan con ellos. Pero cuando constituyen un lugar de asilo en donde los nietos van a enjugar sus lágrimas y a reponer sus energías, son irreemplazables.
Y, cosa notable: es una ley natural, delicada, que el nieto reproduzca más fielmente el parecido de familia que el hijo. La segunda generación es la que se encarga de honrar convenientemente a los antepasados. Esto sucede, tanto en la familia, como en la humanidad.
Los hijos recorren un camino diferente que los padres, pues constituyen el progreso de la especie. Los nietos corrigen las asperezas de este segundo camino, apropiándose la ciencia de los abuelos, pues son los encargados de unir lo viejo con lo nuevo.
Dichoso del que puede conocer a sus nietos. El corazón de los padres mora en los hijos y éstos le deEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.