266 EOS LOS 267 con sus palabras! Este conjuro, genuiramente idóneo y típicamente parlamentario, pinta al país y al tiempo que puede admitir a que rija sus destinos a quien tan solemne vaciedad moral pronuncia. Porque eso no es sino una vaciedad moral y las vaciedades morales son más perniciosas que las vaciedades mentales. El que después de oirse inculpado de prevaricador, o de otra inculpación tan concreta y precisa y tan definida como ésta, se contentara con que se le dijese que al echársela en cara no era con el propósito de ofender, está juzgado.
Este triste criterio convencionales de la misma laya que aquella nefanda doctrina de la doble naturaleza, la del hombre público y la del privado. Con esta doctrina infame y el blasfemo apotegma de que «la política no tiene entrañas. se quiere cohonestar las mayores degradaciones y los más feos atropellos morales. Pero no nos quepa duda de que no hay diferencia entre quien roba un acta de diputado, gr. y quien roba otra cosa, así como los llamados delitos políticos suelen ser delitos vulgares en el peor sentido. sólo donde domina esa terrible confusión moral y se puede creer que cabe ser un caballero en la vida privada y un pícaro en la pública política, es donde cabe darse por satisfecho cuando se le dice a uno que no hubo propósito de ofenderle con tales palabras o tales hechos.
Esos son los de «mi querido amigo personal. y esos arrumacos y legoterías con que se acarician en torpes y nefandos tratos los que luego, como hom brezuelos, se echan la zancadilla y se dan puñaladas traperas en eso que llaman conjuras. Qué asco!
La sesión del día de Noviembre de este año fué, sí, triste, muy triste, pero no por lo que la ha considerado así la prensa de los diputados, escrita, cuando no inspirada, por profesionales de la política y en servicio de ellos, que forman una sola legión con uniformes y consignas, distintos y hasta opuestos; fué triste, por lo de las especiales condiciones de carácter, por lo de enfermo y caso patológico, y por lo de. diga que no ha tenido el propósito de ofender con sus palabras! Sí, dígalo, y aquí no ha pasado nada, y todos somos unos, y a quien Dios se la de San Pedro se la bendiga, y puede el baile continuar. Convendría que resucitase Echegaray, que fué un diestro parlamentario dramatúrgico, y nos explicase lo de mancha que limpia.
No hay nada que horrorice más a los abogados que la desnudez de la verdad.
MIGUEL DE UNAMUNO Nov. de 1916. En nuestra América no hay bastante entusiasmo, no hay bastante ardor por la guerra. Dijerase que les aburre a los americanos una lucha tan larga. Yo querria, sin embargo, poder unirme a la ſalange de los que como Gómez Carrillo, como Rodo, como Garcia Calderón, trabajan por hacer comprender a nuestra gente que si Francia se hunde nos hundimos nosotros también, y que si queremos ser libres, debemos ante todo desear el triunfo de los aliados.
Digaselo usted a que me parece algo tibio. Hay que amar a Francia, como a nuestra madre, amén. RUBÉN DARÍO Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.