Democracy

236 EOS EOS 237 La mala paz La evolución de la idea alemana de la guerra puede seguirse en los artículos de Maximiliano Harden.
Harden es la pluma de Alemania en la palestra del periodismo; una de esas figuras que honran a la prensa de un país, las raras veces que las hallamos en ese estadio social, donde muchas causas conspiran a producir mediocridades inteligentes en vez de personalidades acentuadas y geniales. Los periódicos reproducen demasiado el rumor de las olas de la opinión, para que ese ruido grave y monótono no acabe por ahogar las notas individuales o ponerlas sordina. El trato continuado e insistente con la opinión, contagia de su vulgaridad. Harden es uno de los pocos que han logrado, relativamente, librarse de este peligro. raíz de la guerra, Harden publicó su famoso artículo Nosotros, los bárbaros. En medio de las sutilezas y los sofismas urdidos para fingir que Alemania no había querido la guerra y que la habían arrastrado a ella los pueblos desprevenidos, a quienes la lucha sorprendió en plena desorganización, el artículo de Harden era una voz ardiente y sincera que lanzaba al aire su canción de guerra. Era el himno bélico de la «iera rubia de que habla Nietzsche. No necesitamos justificarnos decía Somos los nuevos bárbaros que vienen a destruir una civilización podrida y a someter a los pueblos decadentes. Nuestro derecho de guerra no está en razones de leguleyos ni en tratados, sino en nuestra superioridad, en nuestra fuerza, que nos habilitan para gobernar al mundo.
Tal era el pensamiento de esta apologia de la nueva irrupción germánica, que en vez de salir de las selvas del Septentrion salía de las fábricas, de los laboratorios, de las Universidades y de los cuarteles de la Alemania moderna para conquistar el mundo por procedimientos matemáticos, infalibles. Cuánto camino espiritual andado desde este arrogante canto de guerra a este otro reciente artículo de Harden, que ha corrido en extractos por la prensa del mundo entero, y que, en vez de proclamar el derecho de conquista de los elegidos, de nosotros los bárbaros, considera la angustiosa pesadumbre de las responsabilidades de la guerra y aboga por una paz que haga posible la reconciliación futura de los pueblos. Qué ha pasado para que la «fiera rubia. el pueblo elegido, los herederos de los arios, cambien de música y hablen con la dulcedumbre humanitaria de los corrompidos latinos?
Han pasado muchas cosas. Han pasado dos años de guerra, en los cuales esos pueblos decadentes, podridos, esos romanos o esos bizantinos de la decadencia que debían ser rápida y fácil presa de los bárbaros, han resistido la formidable acometida de la falange, el golpe de la espada de bronce forjada en cuarenta años de tenaz esfuerzo. Esos pueblos a quienes se suponía desvirilizados por la molicie, por el humanitarismo, por la democracia, se han alzado heroicos y han firmado el pacto de la constancia, que es el pacto de la victoria. la fiera rubia se asombra de no hallar las degeneradas multitudes de esclavos que la habían dicho que huirían de ella, sino legiones Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.