Socialism

176 EOS EOS 177 hombres unidos contra las cosas, contra la fatalidad de la naturaleza y las miserias de la vida, y sólo es el combate de los hombres entre sí, disputándose los goces por medio del engaño, oprimiendo a los débiles y realizando todas las violencias de la concurrencia ilimitada. Aun entre los que llamamos felices, apenas si anida la felicidad, porque los han cogido con sus dientes las brutalidades de la vida; ni siquiera tienen el derecho de ser equitativos y buenos so pena de ruina; iy en este estado de universal combate, los unos son esclavos de su fortuna como los otros lo son de su pobreza! Sí; arriba y abajo, el presente orden social sólo engendra esclavos, pues no pueden llamarse hombres libres los que no tienen tiempo y fuerza de vivir por los elementos más nobles de su espíritu. si miráis hacia abajo ¡qué pobreza, no digo ya en los medios de vivir, sino en la vida misma! Veo esos millones de obreros que trabajan en las fábricas y en los talleres: ningún derecho tienen en esas fábricas y en esos talleres. No tienen ningún derecho sobre la máquina a que sirven; ninguna parte de propiedad en las inmensas herramientas que la humanidad ha forjado pieza a pieza: son extranjeros en el reino del poder humano; son casi extranjeros en la civilización humana. Las minas, los canales, los puertos, las vías férreas, las aplicaciones prodigiosas del vapor y de la electricidad, todas las grandes empresas que fomentan la potencia y el orgullo del hombre: nada son en todo eso, nada más que instrumentos inertes. No se asientan en los consejos que deciden de las empresas y las dirigen: éstas se encuentran entre las manos de una clase restringida, que goza toda la alegría de la actividad intelectual y de las grandes iniciativas, como goza igualmente todas las alegrías que proporciona la fortuna, y que le harían dichosa si el hombre pudiera serlo excluído de la solidaridad humana. Millones de trabajadores hay que están reducides a una existencia inerte y maquinal. Y, cosa terrible, si mañana pudiera reemplazárseles por máquinas, nada habría cambiado en la humanidad. Por el contrario, cuando el socialismo haya triunfado; cuando el estado de concordia haya sucedido al de la lucha; cuando todos los hombres tengan su parte de propiedad en el inmenso capital humano y su parte de iniciativa y de voluntad en la inmensa actividad humana, todos también alcanzarán la plenitud de fuerza y alegría; en los más humildes trabajos manuales se reconocerán cooperadores de la civilización universal, y ese trabajo, más noble y fraternal, lo regularizarán de tal suerte que no les falte nunca algunas horas de vagar para reflexionar y sentir la vida. También comprenderán mejor el sentido profundo de la vida cuyo fin misterioso es el concierto de todas las conciencias, la armonía de todas las fuerzas y de todas las libertades. Amarán y comprenderán mejor la historia, que será su historia, porque ellos serán los herederos de toda la raza humana.
En fin, comprenderán mejor el universo; pues al ver en la humanidad el triunfo de la conciencia y del espíritu, barruntarán pronto que ese universo del que la humanidad ha surgido, no puede ser en el fondo brutal y ciego, sino que tiene un alma difusa, y que hasta el universo mismo no es más que una