EOS 135 134 EOS cuando pondera la política de los romanos al obligar a los pueblos conquistados a hacer sus habitaciones en los valles, y la de los españoles al poblar en las montañas con el fin de asegurar su independencia; y lo que dice Alejandro de Humbolt cuando observa que el hombre propende a hacerse montañés tanto en el comienzo como en el declinar de las civilizaciones, según lo comprueban los aztecas de Méjico y los árcades de Grecia.
La topografía ha grabado, pues, cierto sello de actividad, salud, independencia y esquivez en el antioqueño, pero sobre todo ha desarrollado su capacidad para colonizar su mismo suelo u otros muy distantes. Merced a ella, pudieron los habitantes de Antioquia trasformar de 1820 a 1860 las selvas que se extendían desde el Arma hasta el Chinchina, convirtiéndolas en ciudades y campos de cultivo. Lo mismo hicieron, poco más o menos en el mismo tiempo, colonizando el sudoeste de Antioquia y poblando las negras selvas y fértiles montañas que se extienden desde el Cardal hasta la cordillera vecina del Choco. Pero en ningún caso se ha mostrado tan pujante el genio colonizador de los sucesores de Robledo como en la obra de cultivar, en menos de treinta años tal vez, la comarca antes ignota y perdida entre selvas, rocas y arrumazones, que corre desde el Ruiz hasta el Tolima y donde habita hoy una población de 15. 000 habitantes, próspera, rica y floreciente como ninguna tal vez de las que han surgido aquí en los últimos años.
En la parte física de esta raza influye especialmente la alimentación, que es de las más sanas, sencillas y nutritivas, y comparable a la de las provincias españolas de que hablamos antes, pues se compone del zea maíz y de las más nutritivas de las legumbres, alimentos que equivalen según los químicos a nada menos que la carne. La alimentación, junto con las demás influencias físicas y con la austeridad de costumbres, es la causa de la fecundidad extraordinaria de aquel pueblo, sobresaliente sin exageración en el mundo entero en este punto, pues sus hogares presentan casos tan extraordinarios como el de aquella señora, madre de treinta y tantos hijos varones, que llegó a ver reunidos festejando su dia watal a setecientos descendientes. No menos han obrado sobre la indole de Antioquia los caracteres de su desenvolvimiento histórico. Los primeros pobladores penetraron en el país siguiendo el curso de los ríos que tributan al Magdalena, y por eso las primeras poblaciones quedaron puestas en climas cálidos e insalubres, como Zaragoza, Cáceres, Valdivia, San Andrés, Caramanta, que fueron ciudades en su tiempo, pero que luego se vieron reemplazadas ventajosamente por otros poblados que los colonos fundaron en sitios y climas mejor hallados y escogidos. Durante los siglos XVII y XVIII los antioqueños vivieron casi aislados del resto del país neo granadino, aplicados al trabajo y exentos de la agitada política de audiencias y virreyes que formó el ambiente moral del Nuevo Reino, de la Tierra Firme y de los países más vecinos al antiguo señorío de los Incas. Cuando despertaron estos pueblos a la emancipación colonial, Antioquia contribuyó a ella en grado distinguido y eficaz, ya con el concurso de gue1 Uribe Angel. Geografia de Antioquia. Capitulo sobre Envigado.