DemocracyFranceGermanyIndividualism

EOS 71 70 EOS de hacer la guerra; pero lo de afirmar que son causa de ésta la rapacidad inglesa y el ánimo vengativo de los franceses, que la causa de Alemania es la del pr testantismo y la del cristianismo, que la neutralidad belga estaba a punto de verse anienazada y aun violada por Francia, semejantes alegatos son, a la faz de la historia, propios de hombres que han perdido algo de su independencia moral y mucho de la estimación de sus colegas del mundo entero.
De los grandes factores que hoy actúan, Raza y Estado, este último es el que domina. Así, esta guerra es, para Alemania, un conflicto de Estados. Por otra parte, las fuerzas de los países democráticos, aun en su aliada Rusia, invocan también los principios de unidad y libertad de la Raza; pero esa exigencia se subordina en ellos a otros principios de orden social y democrático. Los Valores super individuales de la Raza están sometidos a los valores políticos de la nacionalidad. El papel secundario del factor racial se advierte en la agrupación de los beligerantes. Empero si los socialistas consiguiesen que prevaleciera su punto de vista, pudiera ser que el factor racial predominase en el postrer arreglo.
Está, pues, hoy, en entredicho, una teoría del Estado. Lo que distingue a las dos doctrinas adversarias se pondrá en evidencia claramente con expresarlo en términos tomados de la filosofía del Valor.
Si se arranca de que los valores super individuales de la civilización pertenecen a la nación en cierto modo, surgirá la diferencia del hecho de que la teoría alemana declara que la nación es el Estado; de donde se sigue que el jefe del Estado es un virrey divino. El Estado que logra poner en acción la «Moral de los amos» se convierte en el super Estado de la política mundial (Weltpolitik) y de la guerra.
La teoría democrática se orienta en un sentido precisamente opuesto; porque en ella la Nación es el pueblo organizado, es la «Ciudad» que halla en el Estado su expresión nacional. La Nación puede incorporar, pues, una o varias razas. Todas las variedades de la doctrina democrática, desde el extremo individualismo de los «derechos del hombre» hasta otras formas más orgánicas de esta doctrina, ven en la Nación una manera sui generis de orden social que tiene por objeto mantener y renovar indefinidamente los valores individuales.
Todas ellas atribuyen solamente al Estado un valor instrumental, y a través de todas las funciones del Estado el individuo conserva su autonomía y su voluntad personal, la Nación su forma constitucional. El Estado no es la Nación; no es más que un órgano de la Nación que se modela según el crecimiento y las exigencias de la vida nacional, Nos hallamos, pues, frente a una oposición irreductible, la Nación instrumento del Estado o el Estado instrumento de la Nación.
En teoría, la oposición entre autocracia y democracia está tan diversificada como en el campo de batalla.
Semejante oposición no es nueva; lo que hay de verdaderamente inédito en esta guerra son las nuevas apologías alemanas de una teoria vieja, y un nuevo modo, por ellas inaugurado, de mover las hostilidades. Pero esta novedad germánica, por su apologia filosófica de la autocracia, por el carácter