46 EOS EOS 47 Un profesor contratado para organizar el Instituto de Anatomia Patológica, a quien todos reconocían competencia en su tamo, tuvo que volver a Alemania porque ni los profesores ni los estudiantes chilenos pudieron tolerar su insolencia. Un ingeniero a quien se habia confiado la Dirección General de los Ferrocarriles debió retirarse por su absoluta.
inhabilidad para adaptarse al carácter y maneras de ser de los chilenos. en ambos casos no procedia la resistencia de una ciega oposición al extranjero: el primero fué reemplazado con feliz éxito por un profesor italiano, y el segundo por un ingeniero belga que permaneció largos años en el cargo.
En medio de su avance comercial, que era grande en Chile como en todo el mundo, con el prestigio de sus triunfos militares del 70, origen de la moda de imitación de lo alemán, no obstante la acción eficaz de los instructores militares y los viajes de oficiales chilenos a Alemania, a pesar de sus profesores entre los cuales, lo repito, ha habido hombres que gozan de generales simpatias, y aun cuando eran muchos los chilenos que admiraban la potencia germánica de organización, los alemanes jamás han podido penetrar en el alma chilena.
Los agentes del plan de penetración no supieron hacer esfuerzo alguno para comprender el carácter nacional o adaptarse a sus necesidades, mostraron en muchos casos un orgullo ofensivo y no pocas veces hirieron los sentimientos chilenos por la exhibición de una conciencia de superioridad no bien justificada.
IV Habia en Chile antes de la guerra en los elementos intelectuales y directores una grande y profunda afección por Francia, por su cultura, su historia, su civilización cuyo contacto nos habia ayudado a realizar el progreso de la República. Como ya he dicho, generaciones tras generaciones se habian formado bajo influencias casi exclusivas de la cultura francesa.
Estas simpatías llegaban hasta el fondo de las masas populares con quienes vivian tradicionalmente en armonia y mutua comprensión los residentes franceses.
Ni las relaciones políticas de los Gobiernos, que eran corteses pero frías, ni las comerciales que eran relativamente escasas, correspondian a este afecto fundado en una comunidad intelectual y moral.
En los últimos años, preciso es decirlo, la vida politica francesa, que probablemente veiamos en Chile desfigurada por las exageraciones de la propia prensa francesa, habia despertado en algunas personas, sinceras admiradoras de Francia, una impresión pesimista respecto de esta república. La agitación politico religiosa que acompañó y siguió a la aprobación de las leyes que separaron la Iglesia del Estado, produjo no sólo entre los conservadores, sino aun entre muchos liberales chilenos, un efecto penoso.
La Gran Bretaña gozaba en nuestro pais de la admiración entusiasta que merecen sus instituciones políticas, y la evolución ampliamente democrática en que se veia entrar a ese pais era seguida en Chile con vivo interés. Los ingleses residentes entre nosotros eran muy estimados y se les consideraba buenos factores de progreso, sin que la simpatia de que gozaban llegara a la franca popularidad y fusión intima de los franceses.
Ambas nacionalidades se nos presentaban como cooperadoras de nuestro progreso, como auxiliares de nuestra riqueza y bienestar, sin que jamás ninguna de ellas nos dejara ver ambiciones de esas que despiertan recelos en los países débiles, porque su politica, tanto la británica como la francesa, lejos de ser invasora o absorbente, era más bien negligente de los intereses que podian desarrollar en Chile.
Ya hemos dicho con qué sentimientos encontrados acogian los chilenos la penetración alemana, de cuyo plan de conjunto, sea dicho de paso, no se daba cuenta todavia el pais. De un lado, admiración por sus métodos y el empuje irresistible con que los aplicaban, gratitud por la obra realizada en el Ejército, seducción de la fuerza que arrolla obstáculos. Del otro, una vaga inquietud, una especie de instinto popular que hacia resistir la germanización y desear que hubiera en Chile menos actividad alemana.
Si los alemanes no habian aprendido a conocernos, tam