30 TOS EOS 31 del trabajo, la perseverancia y la inteligencia del poeta.
Si el sentimiento es genuino, y la voz armoniosa, y la expresión correcta y sabia, el canto surge, como de fuente propia, claro, elegante y comprensible para todos.
Por eso no hay poetas incomprendidos, y si calzan el coturno de los genios y de los videntes, mucho menos.
El Libro de Job, el Cantar de los Cantares y los Salmos de David fueron comprendidos por los contemporáneos; y el pueblo feliz que los oyó, hizo de ellos sus cantos nacionales, y los guardó con amor, con respeto y con orgullo.
Engrandecidos por el eco de los siglos, repercuten hoy en todos los ámbitos del mundo, y son los cantos de amor, de resignación y de esperanza, de gloria y de dolor, de arrepentimiento y de misericordia, que entona la humanidad.
Homero, Virgilio y Dante fueron comprendidos en su tiempo, y lo son ahora por cualquiera que los lea, si está preparado para ello.
Lo mismo ha acontecido a los poetas de todos los tiempos, aunque no hayan alcanzado las proporciones del genio.
Sus obras se guardan en todas las bibliotecas, para que la juventud estudie en ellas el genio de la lengua, su propiedad y corrección, su elegante sencillez, sus galas, sutilezas y donaires. Quien no las frecuente jamás alcanzará la perfección del arte.
Sin cultivo, sin esmerado cultivo, la tierra no produce frutos de primera calidad. Las frutas silvestres no son buenas, y si son prematuras, son muy malas.
Lo mismo pasa con el espíritu. Una memoria vacia, un entendimiento enteco, por falta de oportuna y sana y fuerte alimentación, y una voluntad sin otra causa determinante que la pasión, más que potencias del alma, son sintomas ciertos de esterilidad irremediable.
Espiritus en tales condiciones no pueden dar sino frutos silvestres y siempre prematuros.
En vano los monopolizadores del talento los aplaudiran distribuyendo a sus autores certificados de poetas, de genios, de videntes. El ruido de los cascabeles de la locura jamás será música; las contorciones epilépticas de una imaginación en delirio o los versos sin inspiración, sin armonia, rampantes y gelatinosos, como babosas, jamás serán poesia, se a todos los miembros de la Sociedad de elogios mutuos, Callan los maestros en tan grave materia, y dicen sonriendo amablemente. Son muchachos; hay que ser tolerantes. los maestros saben puesto que lo son que los defectos fisicos, que las imperfecciones intelectuales, que las desviaciones de la voluntad, sólo pueden corregirse en la niñez y cuando muy tarde en la primera juventud!
Mas ¿qué mucho que callen en asuntos que sólo atañen a la literatura, cuando hace más de un cuarto de siglo que vienen coadyuvando con su silencio indiferente, al menos al encadenamiento sistemático y esterilizador de la Instrucción pública, que ahora pretenden remachar llevando los eslabones de la carlanca hasta los establecimientos docentes de propiedad privada? los maestros saben que sólo en libertad son fecundos los espiritus, como que ella la libertad es la atmósfera de la inteligencia y el campo en que se mueve la voluntad.
Es cierto que uno o dos y de los más altos en la escala Intelectual del país han demostrado, hasta la saciedad, en los últimos años, lo absurdo, lo inicuo, de tal sistema. Pero los demás han callado, y con ellos los inconscientes padres de familia, haciendo con su silencio el vacio al rededor de esos sabios y honrados mantenedores de los fueros de la libertad.
Sin embargo, los frutos de la instrucción ministerial están la vista. El carácter nacional se ha rebajado; el nivel intelectual ha descendido; la preparación para las luchas de la vida es más deficiente que nunca.
Miremos hacia lo más alto, que debe ser lo mejor. El derrumbe inconsciente de un sistema económico sólidaniente cimentado, no está demostrando precisamente la alta y cuidadosa preparación que las funciones administratlvas requieren. La regresión es la ley actual. En el destumbramiento producido por una elevación inesperada y sobita, los timoneles del barco han equivocado el rumbo.
La libertad no es su norte, ni su rumbo tampoco. Sus doctrinas: inquirir, restringir, imponer. Inquisición de la conciencia y del pensamiento de los maestros y profesores; Inquisición de sus creencias; inquisición de sus enseñanzas; Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.