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364 EOS EOS 365 estado, pues, a punto de ser realizado, y ello debemos decirlo por confesión y consentimiento generales.
Porque en Inglaterra, y en la misma Francia, muchos espíritus honrados y justos estaban dispuestos a considerar la preeminencia de hecho de Alemania como la recompensa legítima de sus constantes e inteligentes esfuerzos, de sus reales cualidades de laboriosidad, de conciencia profesional, de disciplina regulada.
VI Nvidez y ambición la de enfeudar políticamente jóvenes inteligencias en el momento más propicio para recibir la marca; después, las ventajas comerciales y financieras, tan provechosas para las ciudades universitarias y para los profesores mismos. Otra fuente de beneficios ha sido la exportación, a buen precio, de los profesores alemanes a las universidades extranjeras. Encontramos así alemanes puros, exhibiendo prudentemente su ideal místico, en Suiza (aun en la Suiza no alemana, Fribourg, etcétera. en Holanda y en los países escandinavos, en donde, además, el tipo de las universidades es alemán y los profesores no alemanes se han formado en Alemania y han conservado hacia sus maestros las relaciones del caso. Situación semejante en Estados Unidos, en Chile y en otros países de Sudamérica, en Asia, en Japón, en el mundo entero. Una parte de la juventud ilustrada de Rumanía y aun de Italia ha ido a formarse a Alemania, tanto y más que a Francia. De este modo se ha hecho en el mundo la inmensa clientela de Alemania.
Por otra parte, todas las industrias que gravitan alrededor de las universidades han tomado un vuelo enorme: los instrumentos y utensilios de óptica demás ramas de la fisica, y los de la química de laboratorio (tan vecina de la química de fábrica) constituyen en Alemania una rama considerable de la industria general. la par, la industria sabia del libro y de los periódicos ha alcanzado un grado inaudito de prosperidad. Todo esto era lo que se tenía ante los ojos cuando Alemania aparecía a tantos pueblos como la metrópoli científica del universo entero.
El sueño germánico de dominación universal ha Pero Alemania ha querido demasiado. No contenta con el papel de maestra, ha querido ser ama. Demasiado pronto y con demasiada dureza nos ha descubierto el secreto de sus ambiciones y el fin tras que corría a expensas nuestras: demasiado pronto nos ha mostrado las cadenas y el avasallamiento que nos preparaba. Mientras la creíamos animada únicamente, ante las otras naciones, de la emulación noble que existe entre rivales, ella nos hace convencernos de la falta de escrúpulos de su competencia comercial y de las pretensiones de servidumbre de su competencia política. Nos habíamos dormido en lo que creíamos el Templo de la Ciencia; nos hemos despertado en una bolsa de comercio o en un cuartel.
Recapitulando ahora los recuerdos de sus relaciones con los alemanes, los extranjeros encuentran una multitud de actos descorteses, excusados a la ligera, de los cuales habían sido víctimas resignadas: las mezquinas citas en sus ricas bibliografías; el desprecio sisteEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.