360 EOS EOS 361 que escapan del acuartelamiento universal. Pero escapan ocultándose, callándose. por lo mismo, no cuentan.
III una «verdad alemana» muy distinta de la VERDAD simplemente dicha y fundada en la Revelación del Canciller del Imperio; que había una «civilización alemana. basada en el militarismo prusiano, y una «ciencia alemana con un ideal diverso del de la CIENCIA sin epítetos.
Lo que hace el valor inestimable de este documento es la firma de los hombres más eminentes de Alemania en las ciencias y en las artes. es esto lo que nos prohibe considerarlo como una manifestación de frenesí pangermanista, sin autoridad, a la altura de las que diariamente registra la prensa. Así revestido con el sello de una crema de pensadores, ese documento tendencioso nos revela, más que cualquier otro, el auténtico pensamiento alemán.
Hay, pues, en la mayor parte de los espíritus alemanes una restricción mental que falsea su juicio.
Alemania sigue una fórmula y obedece a un mandato, inclusive la Alemania sabia. en ello está el escándalo. Ya no podremos volver a tener confianza en sus pensadores. Su pensamiento no es enteramente libre, sincero, ingenuo, espontáneo, no es pensamiento ante todo de artista o de sabio que ama la Verdad o la Belleza o el Bien moral por sí mismos y en sí mismos. No, su pensamiento mira ante todo el provecho, la utilidad, la supremacía de Alemania, su dominio en el mundo, y ante estas cosas es capaz de cualquier sacrificio, así sea el de la Verdad, el de la Belleza o el del Bien Moral mismo.
Sin duda, todos los sabios de Alemania no pangermanistas furiosos. Existen espíritus más libres El dominio de la ciencia no es una arena o palenque político donde se desgarren los partidos. Es una región serena de la cual son excluídas las pasiones extrañas a la investigación desinteresada de la verdad. Ciertamente, el hombre de ciencia es un hombre también, un hombre de corazón, que debe amar las causas bellas y justas, y, entre ellas, la causa de su patria. Pero él no confunde las cosas que deben permanecer distintas. Tal es el estado mental de nuestros sabios, y bien lo ha expresado Pasteur al decir. La ciencia no tiene patria; pero el hombre de ciencia sí tiene una. Esta regla fundamental vale en todos los países, salvo en Alemania. Es falso, ha dicho un historiador alemán, Giesebrecht (citado por Fustel de Coulanges a raíz de 1870. que la ciencia no tenga patria y que vuele por encima de las fronteras; la ciencia no debe ser cosmopolita; debe ser nacional: debe ser alemana. Así pues, la ciencia misma tiene allá abajo una patria, una pátria estrecha: y persigue un ideal místico y práctico. la preeminencia alemana universal. Deutschland über alles. Es ya, a nuestro juicio, una especie de aberración esto de colocar el fin de la ciencia fuera de la ciencia y el fin del arte fuera del arte, como lo es en las ciencias naturales colocar la causa del fenómeno fuera del objeto.
Esta aberración es habitual en el espíritu alemán, son Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.