294 EOS EOS 295. Quiénes son esos, Tchernoff? preguntó Argensola.
Le miró el ruso fijamente como si extrañase su pregunta. Ellos dijo lacónicamente.
Los dos le entendieron. Ellos! No podían ser otros. Yo he vivido diez años en Alemania continuó dando más conexión a sus palabras al verse escuchado. Fui corresponsal de diario en Berlín y conozco aquellas gentes. Al pasar por el bulevar, lleno de muchedumbre, he visto con la imaginación lo que ocurre allá a estas horas. También cantan y rugen de entusiasmo agitando banderas. Son iguales exteriormente unos y otros. pero qué diferencia por dentro. Anoche en el bulevar la gente persiguió a unos vocingleros que gritaban. Berlín. Es un grito de mal recuerdo y de peor gusto. Francia no quiere conquistas; su único deseo es ser respetada, vivir en paz, sin humillaciones ni intranquilidades. Esta noche dos movilizados decían al marcharse. Cuando entremos en Alemania les impondremos la República. La República no es una cosa perfecta, amigos míos, pero representa algo mejor que vivir bajo un monarca irresponsable por la gracia de Dios. Cuando menos supone tranquilidad y ausencia de ambiciones personales que perturben la vida. yo me he conmovido ante el sentimiento generoso de estos dos obreros que, en vez de pensar en el exterminio de sus enemigos, quieren corregirlos dándoles lo que ellos consideran mejor.
Calló Tchernoff breves momentos para sonreir irónicamente ante el espectáculo que se ofrecía a su imaginación. En Berlín las masas expresan su entusiasmo en forma elevada, como conviene a un pueblo superior. Los de abajo, que se consuelan de sus humillaciones con un grosero materialismo, gritan a estas horas. París. Vamos a beber champañ gratis. La burguesía pietista capaz de todo por alcanzar un nuevo honor y la aristocracia que ha dado al mundo los mayores escándalos de los últimos años, gritan igualmente. París. París es la Babilonia del pecado, la ciudad del Moulin Rouge y los restaurants de Montmartre, únicos lugares que ellos conocen. mis camaradas de la Social Democracia también gritan; pero a estos les han enseñado otro cántico. Moscou. Petersburgo. Hay que aplastar la tiranía rusa, peligro de la civilización. El kaiser manejando la tiranía de otro país como un espantajo para su pueblo. qué risa! la carcajada del ruso sonó en el silencio de la noche como un tableteo. Nosotros somos más civilizados que los alemanes. dijo cuando cesó de reir.
Desnoyers, que le escuchaba con interés, hizo un movimiento de sorpresa y se dijo. Este Tchernoff ha bebido algo. La civilización continuó no consiste únicamente en una gran industria, en muchos barcos, ejércitos y numerosas universidades, que sólo enşeñan ciencia.
Esa es una civilización material. Hay otra superior que eleva el alma y no permite qne la dignidad humana sufra sin protesta continuas humillaciones. Un ciudadano suizo que vive en su chalet de madera, considerándose igual a los demás hombres de su país, es más civilizado que el Herr Professor que tiene que Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.