EOS 285 284 EOS Letanía de Nuestro Señor Don Quijote ¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida, con el alma a tientas, con la fe perdida, llenos de congoja y faltos de sol, por advenedizas almas de manga ancha que ridiculizan el ser de la Mancha, el ser generoso y el ser español. Ruega por nosotros, que necesitamos las mágicas rosas, los sublimes ramos de laurel! Pro nobis ora, gran señor. Tiembla la floresta de laurel del mundo, y antes que tu hermano vago, Segismundo, el pálido Hamlet te ofrece una flor. Ruega generoso, piadoso, orgulloso; ruega casto, puro, celeste animoso; por nos intercede, suplica por nos, pues casi ya estamos sin savia, sin brote, sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.
Rey de los hidalgos, señor de los tristes, que de fuerza alientas y de ensueños vistes, coronado de áureo yelmo de ilusión; que nadie ha podido vencer todavia, por la adarga al brazo, toda fantasia, y la lanza en ristre, toda corazón.
Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, contra las certezas, contra las conciencias y contra las leyes y contra las ciencias, contra la mentira, contra la verdad.
Caballero errante de los caballeros, barón de barones, principe de fieros, par entre los pares, maestro, salud. Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes entre los aplausos o entre los desdenes, y entre tus coronas y los parabienes y las tonterias de la multitud. Tú, para quien pocas fueron las victorias antiguas, y para quien clásicas glorias serían apenas de ley y razón, soportas elogios, memorias, discursos, resistes certámenes, tarjetas, concursos y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón!
Escucha, divino Rolando del sueño, a un enamorado de tu Clavileño y cuyo Pegaso relincha hacia ti; escucha los versos de estas letanias hechas con las cosas de todos los dias y con otras que en lo misterioso vi.
De tantas tristezas, de dolores tantos, de los superhombres de Nietzsche, de cantos afonos, recetas que escribe un doctor, de las epidemias de horribles blasfemias de las Academias, ilibranos, señor!
De rudos malsines, falsos paladines, y espiritus finos y blandos y ruines, del hampa que sacia su canallocracia çon burlar la gloria, la vida, el honor, del puñal con gracia. libranos, señor!
Noble peregrino de los peregrinos, que santificaste todos los caminos con el paso augusto de tu heroicidad, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.