238 EOS EOS 239 razas unida todavía por los compromisos diplomáticos. Sin embargo, mencionaba a los Longobardos y otras procedentes del Norte. España y Portugal habian sido pobladas por el godo rubio, y pertenecian también a la raza germánica. como la mayoria de las naciones de América eran de origen hispánico o portugués, quedaban comprendidas en esta reivindicación. Todavia es prematuro pensar en ellas añadió el doctor modestamente, pero algún día sonará la hora de la justicia. Después de nuestro triunfo contimental tiempo tendremos de pensar en su suerte. La América del Norte también debe recibir nuestra influencia civilizadora. Existen en ella millones de alemanes que han creado su grandeza.
Hablaba de las futuras conquistas como si fuesen muestras de distinción con que su pais iba a favorecer a los demás pueblos. Estos seguirian viviendo politicamente lo mismo que antes, con sus gobiernos propios, pero sometidos a la dirección de la raza germánica, como menores que necesitan la mano dura de un maestro.
Formarían los Estados Unidos mundiales, con un presidente hereditario y todopoderoso, el emperador de Alemania, recibiendo los beneficios de la cultura germánica, trabajando disciplinados bajo su dirección industrial.
Pero el mundo es ingrato, y la maldad humana se opone siempre a todos los progresos. No nos hacemos ilusiones dijo el profesor con altiva tristeza Nosotros no tenemos amigos. Todos nos miran con recelo, como a seres peligrosos, porque somos los más inteligentes, los más activos, y resultamos superiores a los demás. Pero ya que no nos aman, que nos teman. Como dice mi amigo Mann, la Kultur es la organización espiritual del mundo, pero no excluye «el salvajismo sangriento» cuando éste resulta necesario. La Kultur sublimiza lo demoniaco que llevamos en nosotros, y está por encima de la moral, la razón y la ciencia.
Nosotros impondremos la Kultur a cañonazos.
Argensola seguía expresando con los ojos su pensamiento. Están locos: locos de orgullo. Lo que le espera al mundo con estas gentes!
Desnoyers intervino para aclarar con un poco de optimismo el monólogo sombrio. La guerra aun no se había declarado: la diplomacia negociaba. Tal vez se arreglase todo pacificamente en el último instante, como había ocurrido otras veces. Su primo veia las cosas algo desfiguradas por un entusiasmo agresivo. La sonrisa ironica, feroz, cortante del doctor. Argensola no había conocido al viejo Madariaga, y sin embargo se le ocurrió que asi debían sonreir los tiburones, aunque jamás había visto un tiburón. Es la guerra afirmó Hartrott. Cuando sali de Alemania, hace quince dias, ya sabía yo que la guerra estaba próxima.
La seguridad con que lo dijo disipó todas las esperanzas de Julio. Además le inquietaba el viaje de este hombre con pretexto de ver a su madre, de la que se había separado poco antes. Qué había venido a hacer en París el doctor Julius von Hartrott. Entonces preguntó Desnoyers ¿para qué tantas entrevistas diplomáticas. Por qué interviene el gobierno alemán, aunque sea con tibieza, en el conflicto entre Austria y Serbia. No seria mejor declarar la guerra francamente?
El profesor contestó con sencillez. Nuestro gobierno quiere sin duda que sean los otros los que la declaren. El papel de agredido es siempre el más grato y justifica todas las resoluciones ulteriores por extremadas que parezcan. Allá tenemos gentes que viven bien y no desean la guerra. Es conveniente hacerlas creer que son los enemigos los que nos la imponen para que sientan la necesidad de defenderse. Sólo los espiritus superiores llegan a la convicción de que los grandes adelantos únicamente se realizan con la espada, y que la guerra, como decia nuestro gran Treitschke, es la más alta forma del progreso.
Otra vez sonrió con una expresión feroz. La moral, según él, debia existir entre los individuos, ya que sirve para hacerlos más obedientes y disciplinados. Pero la moral estorba a los gobiernos y debe suprimirse como un obstáculo inútil. Para un Estado no existe la verdad Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.