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226 EOS EOS 227 El pueblo británico, en unión con sus Aliados, se ha sentido profundamente conmovido por la noble declaración de fe, que con respecto a los principios que se ventilan en esta guerra europea, han firmado tantos centenares de españoles y españolas, entre los cuales se cuentan nombres célebres en toda Europa y en el mundo entero por los servicios con que, ya con su talento, ya con sus acciones, han contribuído al esfuerzo común en pró de la civilización.
Los firmantes de aquélla son, en el sentido más genuino, los representantes de su país, y el juicio que ese país ha pronunciado por medio de sus palabras es fuente de infinito estímulo e inspiración para nosotros los que, sin consideración a sacrificios de ninguna clase, estamos llevando a venturoso fin esta terrible lucha, en la convicción de que al sobrellevar esta prueba defendemos los más altos intereses de la civilización y de la humanidad.
Entre las Potencias de Europa que no se hallan envueltas en la guerra no hay ninguna mayor que España; y es grande no solamente por su territorio, por su población y por su fuerza militar, sino por las glorio sas tradiciones que heredó del pasado. Parte de esa herencia le es peculiarmente propia, excepto en aquellas creaciones del genio español que han venido a ser un legado para toda la humanidad y no necesitamos mencionar otros nombres que los de Cervantes, Lope de Vega y Calderón, de Velázquez, Murillo y Goya. pero en otros aspectos de su multiforme vida nacional ha realizado sus grandes hechos en conjunción con otros pueblos de Occidente. En la Edad Media fué el baluarte de la Cristiandad contra la invasión musulmana, y, casi sin ayuda de nadie, hizo retroceder al invasor hasta sus fronteras naturales, mientras que poco más de un siglo ha, se levantó en armas otra vez más, espontáneamente, para defender la misma causa de la libertad nacional y del derecho público por la cual los Aliados combaten hoy contra la desenfrenada ambición del dominio universal de Alemania.
En aquella lucha de hace un siglo los españoles y los ingleses pelearon heroicamente unos al lado de otros; en la lucha actual por las libertades del siglo xx, España no ha sido llamada a tomar parte activa, pues su suerte individual, a desemejanza de la de los beligerantes, no depende directamente de los resultados del combate, y por eso cuando habla, cono hoy habla en esa declaración de sus más eminentes ciudadanos, oímos en ella la voz de Europa, la voz desinteresada y libre de prejuicios de la humanidad y de la civilización.
Esos eminentes españoles han declarado, en nom bre de Europa, que nuestra causa es justa y han expresado su firme esperanza y convicción de que esa causa saldrá victoriosa, y nosotros los abajo firmantes, como súbditos del Rey Jorge e individuos de la Guédruple Entente, deseamos dejar consignada la exprosión de nuestra perdurable admiración y gratitud por la actitud que España ha adoptado en presencia de esta crisis sin precedentes, y en particular por la explícita manifestación del punto de vista español tal como ha sido hecha al mundo por la declaración de más setecientos españoles eminentes y distinguidos.
De España, 13 de abril.
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