180 EOS En el tercer centenario de la muerte de Cervantes no encuentre justificado el título general dado a este escrito. Por si acaso, digo en mi defensa. Reclus, anarquista considerado como eminencia científica, dice en su gran libro El Hombre y la Tierra. toda evolución en la existencia de los pueblos proviene del esfuerzo in tividual. y Cervantes, después de poner en la cumbre de la justicia y de la felicidad humanas la comunidad de bienes y la participación de todos de todas en el patrimonio universal, hace decir magistralmente a don Quijote. Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no se hace más que otro. Paréceme evidente la analogia entre la palabra del genio de ayer y la del maestro de hoy, y eso justifica el título El Quijote revolucionario.
Objétame un amigo, a cuyo juicio someto mi trabajo, que el abominable militarismo actual se apoya en el quijotesco discurso ensalzando las armas sobre las letras, y replico: EL OBJETO ATRIBUÍDO LAS ARMAS EN EL PENSAMIENTO DE CERVANTES ES LA PAZ, el mayor bien que puede desear el hombre, y los revolucionarios, si abominamos las guerras encaminadas al predominio, la tiranía y la explotación, luchamos, y en tal concepto recurrimos a la fuerza y a las armas, porque, conoc endo la grandeza y la inmanencia del derecho, tenemos presente que un estadista del siglo pasado, especie de santo padre de la Iglesia del Privilegio que azuzaba a los burgueses diciéndoles. Enriqueceos, enriqueceos. dijo también como justificación de los usurpadores e insulto a los proletarios desheredados. El derecho no es nada cuando no se cuenta con la fuerza para que prevalezca. ANSELMO LORENZO Hace hoy tres siglos cabales que murió en Madrid, a la edad de sesenta y ocho años y en una pobre casa de la calle de León, Miguel de Cervantes Saavedra. Una dolencia cruel, que la ciencia moderna supone haber sido la arterio esclerosis, apagó el cerebro más noble y poderoso que ha engendrado la raza española. Ese cerebro que poco más de un año antes había puesto punto final a la segunda parte del Quijote, estaba intacto y hasta el último instante despidió rayos de genio.
El corazón fue lo que flaqueo en la robusta naturaleza de Cervantes. Los mil infortunios de su vida no pudieron doblegar la fortaleza prodigiosa de su mente; pero rindieron el corazón, cuya blandura se revela en toda la obra del coloso, impregnada de una sentimentalidad que encontró su mejor expresión en el honesto amor de don Quijote por Dulcinea.
La gloria de Cervantes es la más envidiable de las glorias literarias. Su Quijote es el único libro que merece con justicia el calificativo de universal y no hay hiperbolica ponderación en decir que todo hombre que habla un idioma civilizado conoce su existencia, o cuando menos al protagonista. Hasta para los que ignoran los personajes biblicos, los de Homero y los de Shakespeare, don Quijote no es un desconocido; y es digno de notarse que al revés de lo que sucede con los demás genios de las letras, el nombre de Cervantes es menos conocido que Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional. Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.