170 EOS EOS 171 nombre infamado y son destruídos sin esperanza de reparación. Merecían tal castigo? Un comentarista inglés, Thomas Roscoe, dice a este propósito. No hay duda que la mitología caballeresca contribuyó a inspirar nociones muy puras de honra y de moralidad a las naciones modernas. Desde luego purificóse el amor, de manera que sin encarecimiento podemos decir que seguramente debemos a los autores de Lanzarote, Amadis y Orlando la exquisita galantería que distingue a las modernas naciones europeas de los pueblos antiguos: ese respeto a la mujer, rayano en idolatría, que los griegos desconocieron por completo.
Briseida, Andrómaca y Penélope caían resignadas en los brazos de sus conquistadores, que hacían de ellas sus esclavas al par que sus esposas. La buena fe en los tiempos modernos, se ha puesto al servicio de la fuerza, proclamándose que la felonía es deshonra.
Los antiguos la tuvieron por inmoral, pero no la consideraron vergonzosa. El sentimiento del honor fué intimamente enlazado con nuestra propia existencia, la deshonra se juzgó peor que la muerte y el valor una cualidad indispensable, no sólo para el soldado sino para el hombre en general, sin distinción de clases ni de categorías. Por donde se ve que el escrutinio de los libros puede merecer graves censuras. Sin embargo no podía ese pasaje ser inspirado por iracundo fanatismo, si se considera, como hace notar el autor citado, que «ninguno de los libros condenados a la hoguera es tildado de falta de numen. y procediendo así, Cervantes bien pudo pensar que la manifestación del pensam ento corresponde al curso de la evolución intelectual, por lo que el mejor libro, para la posteridad, siempre resultará deficiente ante descubrimientos no realizados a su aparición.
Inspiración sublime, grandiosa concepción de la justicia en las relaciones humanas brilla en estas palabras. Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de docados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían, ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío.
Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes.
La justicia se estaba en sus propios términos. y si, como sigue diciendo, el oro se estima tanto; la justicia es menoscabada, turbada y perseguida por los términos del interés; si la ley del encaje se ha sentado en el entendimiento del juez; si el fraude, el engaño y la malicia se han mezclado con la verdad y la llaneza breve, pero expresivo resumen que presenta todo el mal cobijado en una sociedad. ahí están los caballeIos andantes, bien pudiéramos decir los que impulsau Ins ciencias, los que se rebelan contra la arbitrariedad, los que obran inspirados por noble y consciente altruísmo, que soccrren las víctimas de la sociedad privilegiada, infundiendo legítimas esperanzas de redención, suscitando poderosas energías, destruyendo lo que sirve de sostén a follones embaucadores, malandrines tiranos y gigantes explotadores. en resumen, bien pudiera ser que lo presentado como pretérilo, merced a un recurso ingenioso para pasar libremente por la estrecha censura de la época, fuera el ideal futuro concebido por la intuición del genio.
Nada más claramente defendido en el Quijote que Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.