Working Class

166 EOS EOS 167 la sociología, interesante para el proletariado como clase social especialmente capacitada en nuestros días para impulsar la obra del progreso de la humanidad.
Crítica Social existir la literatura caballeresca no habría hallado lectores que con el conformaran sus pensamientos y sus sentimientos, ni menos hubiera llegado a la época actual en que la inmensa mayoría de los lectores sólo por el Ouijote tienen noticia de que han existido los libros de caballerías.
Lo cierto es que el Quijote, con intención de su autor o sin ella, probablemente lo primero, si se considera que escribió su obra cargado ya de años, de experiencia y de desengaños, contiene una crítica social y presenta aquella antítesis existente entre lo positivo o, por mejor decir, lo que sucede, y lo ideal, o lo que debe suceder, que es lo que constituye lo que en nuestros días se denomina el problema social. Poralgo han dicho notables pensadores que el Ouiiote, habida consideración a que la justicia, la bondad y la belleza son anunciadas por la locura y recibidas en el mundo por la crueldad y la burla, es uno de los libros más tristes que se han escrito.
Ahora, considerando divididos los intérpretes por preocupaciones atávicas y procurando cada cual sujetar al suyo el criterio del autor, paréceme útil presentar a los lectores en general y particularmente a los trabajadores algunas observaciones encaminadas no a dar una interpretación más del Quijote, sino a prevenir contra las interpretaciones aburguesadas de regresivos y estacionarios, dejando libre vía a las interpretaciones racionalmente progresivas, a fin de que lleguen hasta donde puedan llegar y pongan término a ciertos extravíos que empequeñecen y desnaturalizan el pensamiento de Cervantes y el alcance de su obra. Al fin el Quijote es como un documento más para el estudio de Cuando Alonso Quijada o Quijano, tras enfrascarse en la lectura de libros de andantesca caballería, dándose el nombre de don Quijote dela Mancha, determinó salir y salió al campo en busca de tuertos que enderezar, deudas que satisfacer y sinrazones que corregir, cayó en la cuenta de que no era armado caballero, y de tal modo le impresionó esta consideración, que estuvo a punto de cejar en la comenzada empresa; mas tranquilizóse pronto con el propósito de pedir la iniciación al primer caballero con que topase, y pasó adelante, que no hay mejor arbitrista que la imaginación concordada con la vehemencia del desco.
Pronto remedió esta necesidad el ventero del primer castillo que le sirvió de albergue, cuyo personaje prestándose de buen grado a la solicitud del aspirante a la orden de caballería, atendió su ruego y le dió de paso el saludable consejo de que se proveyera de dineros y camisas limpias. La cosa era por demás sencilla, pues todo el toque de quedar armado caballero consistía en una pescozada y un espaldarazo con una espada, que habían de darse teniendo a la vista un libro abierto, que tanto podía ser la Biblia como el de los asientos de paja y cebada de una venta, y a tan poca costa quedaba el novel caballero en posesión de una gracia sublime, que le comunicaba aptitud para juzgar Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.