148 EOS Crítica de veras profana que tal vez se le escapa para siempre. Habrá facundia que pueda compararse con la feliz pobreza de léxico de aquel predicador de quien decía Felipe II. Fulano no sabe más que un vocablo para cada caso, pero es el propio. Es cierto que no siempre conviene la sobriedad y concisión del estilo y que, a veces, la indole de los asuntos parece reclamar el atropellado fluir de las palabras, sin que para el efecto estético importe tanto su propiedad y significación, como el desbordamiento y muchedumbre de ellas. Tal sucede en los frecuentes pasajes, natural y justificadamente declamator os, en que Ricardo León invoca a la historia, a la patria, al amor, a la primavera, etc. etc.
Sirva de ejemplo la vibrante salutación a Castilla, que empieza así: Sagrada tierra de Castilla, grave y solemne como el mar, austera como el desierto, adusta como el semblante de los antiguos héroes; madre y nodriza de los pueblos, vivero de naciones, señora de ciudades, campo de cruzadas, teatro de epopeyas, coso de bizarrías; foro y aula, templo y castillo, cuna y sepultura, cofre y granero, mesa y altar, firme asiento de la cruz y del blasón, del yelmo y la corona; crisol de oro, yunque de hierro. salve!
La obra de JULIO CASARES es preciosa. Este es nuestro juicio. Sepa ahora el Autor que no somos hombres de letras y conceda a nuestra crítica el valor que le corresponde.
La obra es preciosa, salvo unas dos páginas a lo sumo: Pensamos con Azorín que. UN POCO MÁS DE SENSIBILIDAD: ESO ES EL PROGRESO HUMANO. ES DECIR, UN POCO MÁS DE INTELIGENCIA. Hemos seguido de lejos, pero con indecible interés, la «pavorosa tragedia» y sostenemos firmemente que el grito de dolor, el impulso de compasión fecunda hacia las víctimas y la protesta airada contra la fuerza como directora de los pueblos han alcanzado inmensas proporciones. Lo cual significa justamente que «LOS DESTINOS DE LA HUMANIDAD ESTÁN POR ENCIMA DE TODAS LAS PATRIAS. En materia de crítica puramente gramatical, no reconocemos más que dos poderes: el de la etimología y el de la lógica.
La etimología es la única luz que aceptamos para conocer el sentido propio de una palabra y fijar su ortografía.
La lógica nos guía para todo lo demás. La construcción que peca contra las leyes de la lógica nos parece antes de firmar esta noticia bibliográfica y recomendación de un buen libro, debo asegurar que su autor hubo de pensar, leer y escribir mucho en silencio y para su propia educación literaria, para llegar a exhibirse tan gallardamente y con tanto acierto en la palestra de las letras, donde comienza como pocos pueden acabar su vida pública.
VAL. TERRAZ La Información, 24 Marzo 1916.
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