136 EOS EOS 137 que si es lícito escribir la luna avanza ma estuosa. majestuosamente. es, en cambio, ridículo, impropio y sin sentido decir que una niña me mira rubia o que una moza friega colorada o que un hombre come calvo.
Estos adjetivos no pueden convertirse en adverbios de modo (rubiamente, coloradamente, calvamente. aquí sí que nos encontramos con un verdadero tranquillo que tiene por objeto redondear, en apariencia, frases que con su natural construcción quedarían colgadas e incompletas. Si yo escribo. La carretera polvorienta se extiende; a la derecha un arroyuelo juguetón corre. el lector advierte que falta algo; esos verbos están pidiendo un complemento que particularice su acción y que le dé, al propio tiempo, a las frases, la cadencia de que carecen. Pero en vez de buscarlo es más cómodo cambiar el orden de las palabras y desorientar la imaginación y el oído del lector: La carretera se extiende polvorienta; a la derecha, un arroyuelo corre juguetón.
Páginas 179 180: Entre los literatos de la generac ón del 98, no pocos de los cuales sentaron plaza de estilistas, la persecución del que, y de la preposición de, era una verdadera manía. Cuatro preposiciones de ablativo seguidas! grita (Valle Inclán) leyendo un articulo del Heraldo. Las estatuas de piedra de los reyes de la plaza de Oriente. Qué escándalo. Horroroso! efectivamente, son un escándalo las preposiciones de ablativo. Charivari, 24. Como se ve, no andaban muy enterados de la gramática los futuros maestros: habían oído campanas, pero no sabían distinguir ablativos de genitivos. En cuanto al que, se ha reprochado, no sin razón, a nuestros clásicos, el abuso que de él hacían, aunque, a mi ver, no están suficientemente estudiados los múltiples y utilísimos oficios que tuvo dicha partícula, a más de servir de relativo y conjunción. Ello es que el exceso, si lo hubo, habíase corregido por entero mucho antes de que naciesen los actuales literatos. Pero he aquí que «Azorín. más extremado en esto que sus demás colegas, se propone el exterminio de los ques, a costa de repetir sin empacho cualesquiera otras palabras y de incurrir en ese estilo asmático, de las fracesitas cortadas, que tanto hubiera molestado a Flaubert.
En los últimos trozos copia los no hay un solo que.
Si abrimos la novela La Voluntad por el capítulo XXIV habremos de recorrer página y media para dar con la partícula nefan la. Empieza así el capítulo. Yuste y Azorín han ido al Pulpillo. El Pulpillo es »una de las grandes llanuras yeclanas. Un escritor menos refinado hubiera puesto, llanamente. han ido al Pulpillo, que es una de las grandes llanuras.
con lo cual hubiera ahorrado tiempo y palabras inútiles. He aquí otros ejemplos: las monjas aparecen en la lejania del claustro. Las monjas entran en el refectorio. El refectorio es una espaciosa estancia de paredes blancas. La Voluntad, 132. La cocinera aparece con un ancho tablero; sobre el tablero van puestas las escudillas; la cocinera pone ante cada monja su escudilla. las monjas comen. Idem, 133. Del comedor las monjas van al huerto. El huerto es un viejo jardin salvaje. Idem, 134. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.