114 EOS EOS 115 Dirijase, pues, la segunda enseñanza a los que se destinan a la agricultura, al comercio o a la industria, como a los que se dedican a las profes ones liberales; dirijase, sobre todo, a los jefes de las futuras familias.
Si la educación debe tener por objeto el hacer hombres, nada de lo que es del hombre debería serle extraño.
Cualquiera que sea su sexo, el joven debe salir de las escuelas con un cuerpo robusto, una instrucción sólida, un juicio sano, una voluntad recta y dueña de sí misma.
método de trabajo, la facultad de comprender, de asimilar o aun de descubrir. Para medir el progreso del alumno a la salida de una escuela, se debe considerar menos el espacio recorrido que el movimiento que posee para ir más allá. Lo útil por excelencia es la inteligencia misma, puesto que sólo ella aplica el saber con dicernimiento y a propósito y sólo ella suple las insuficiencias inevitables de todo saber.
Si el saber justamente distr buído alimenta, sostiency fortifica la inteligencia, el saber dado precipitadamente o en dosis grosera la desvía o la opr me. Para todos los que deban hacer programas en vista de una enseñanza general en sus principios, pero no enciclopédica en su materia, EL COMIENZO DEL BUEN JUICIO ES EL PERMITIR IGNORAR. Que los programas no sean demasiado detallados!
Al contrario, déjese a los profesores no poca libertad.
De hecho, la virtud de un programa depen:le sobre todo de la interpretación que se le dé. Si el programa es algo, el espíritu es mucho más aún: es el espíritu quien crea el método y fi a la medida.
Toda inteligencia que, falta de cultura apropiada, permanece improductiva, es una pérdida neta para el país.
Un buen plan de o de a enseñanza general se conoce en que es igualmente aplicable y debe ser igualmente aplicado a los institutos de mujeres y a los de varones.
La simplificación de los programas, ex gida por las necesidades de la educación del cuerpo, no es menos reclamada por la educación misma del espíritu, puesta en peligro por la carga excesiva del saber. No se amontonen en los programas todos los conocimientos juzgados útiles, todos igualmente patrocinados por los que han hecho de ellos su especialidad científica. El mejor fruto de la enseñanza secundaria no es tanto la suma de saber adquirido como la aptitud para adquirir nuevo saber, esto es, el gusto del estudio, el Para asegurar el desarrollo normal de las fuerzas físicas del alumno es indispensable determinar con precisión, y para cada edad, el número de horas que una higiene bien entendida ordena dar al trabajo y alreposo.
La naturaleza no debe plegarse a las comodidades del régimen interior: el régimen interior debe ser establecido según las exigencias de la naturaleza.
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