Violence

74 FOS EOS 75 través de las causas deja ver los efectos, se te detris de Diderot a Danton; detrás de Rousseau, a Robespierre; detrás de Voltaire, a Mirabeau. Estos han sido hechos por aquellos.
Señores: resumir las épocas en nombres de hombres, nombrar los siglos, hacer de ellos una especie de personaje humano, esto no ha sido permitido más que a tres pueblos: Grecia, Italia y Francia. Se dice el siglo de Pericles, el siglo de Augusto, el siglo de Luis XIV, el siglo de Voltaire. Estas apelaciones tienen un gran sentido. Hasta Voltaire, han sido nombres de jefes de Estado. Voltaire es más que un jefe de Estado: es un jefe de deas. en esto se presiente que en adelante el más alto poder gubernamental del género humano será el pensamiento. La civilización obedecia a la fuerza; ella obedecerá al ideal. La autoridad transformada en libertad. No más soberanía que la ley para el pueblo y la conciencia para el ind. viduo.
Para cada uno de nosotros los dos aspectos del progreso: ejercer el derecho, es decir, ser hombre; cumplir el deber, es decir, ser ciudadano. Tal es la significación de esta palabra, siglo de Voltaire; tal es el sentido de este supremo acontecimiento, la Revolución francesa.
Esta significación venia preparada por los dos siglos que precedieron a Voltaire; Rabelais advirtió a la monarquía en Gargantúa, y Moliére advirtió a la iglesia en «Tartuffe. El odio a la fuerza y el respeto del derecho, son visibles en estos dos ilustres espiritus.
Si alguien dice en nuestros dias. la force prime le droit. hace profesión de fe de la Edad media y habla a hombres de trescientos años. Prolongados aplau, sos. Señores: mi última palabra será la afirmación tranquila, pero inflexible del progreso.
Los tiempos son llegados. El derecho ha encontrado su fórmula. Hoy la fuerza se llama la violencia, y comienza a ser juzgada. La civilización, cediendo a los clamores del género humano, instruye el proceso crminal de los conquistadores. Exfectación. En muchos casos el héroe no es otra cosa que una var edad del asesino. Aplausos. Los pueblos han llegado a comprender que el engrandecimiento de la maldad no puede constituir su atenuación. Si matar es un crimen, matar mucho no puede ser la circunstancia atenuante. Risas y bravos. Si robar es una vergüenza, invadir un pueblo no podrá ser una gloria. Aplausos repetidos. Los Te Deums no hacen ya gran efecto y no podrán impedir en adelante que el hom cidio sea homicidio; y no importa nada llamarse César o Napoleón, porque a los ojos del Dios eterno no cambia la figura del asesino aunque se ponga sobre su cabeza, en lugar del gorro del presiliario, una corona de emperador. Aclamaciones repetidas. El público se levanta, agitando las señoras los pañuelos. Durante algunos minutos no puede el orador proseguir su discurso. Ah! Proclamemos las verdades absolutas. Deshonremos la guerra. No; la gloria sangrienta no es gloria.
No; no es bueno, ni útil, ni humanitario, matar a los hombres. No. oh madres que me rodeais! no puede ser que la guerra continúe arrebatándoos vuestros hijos. No; no puede ser que la mujer se reproduzca con dolor, que los hombres nazcan, que trabajen los pueblos y siembren, que los aldeanos fertilicen los campos con su sudor y que el obrero fecunde las ciudades, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.