EOS 69 68 EOS cio; un cura que sostiene un crucifijo y el verdugo con toma las proporciones de la denuncia. La justicia desuna barra de hierro en la mano.
cubre, o cree descubrir, que durante la noche en que El paciente, estupefacto y terrible, no mira al cuia; la cruz fué derribada, dos hombres, dos oficiales, llamira al verdugo. El verdugo levanta la barra de hiemados el uno Labarre, Etallonde el otro, han pasarro y le rompe un brazo. El paciente ruge y se desdo por el puente de Abbéville, que estaban borrachos vanece. El regidor se apresura, hace aspirar sales al y que habían entonado una canción de cuerpo de guarcon fenacio y lo vuelven a la vida; entonces, nuevo dia. El tribunal es la Senescalía de Abbéville. Los golpe de barra; nuevo rugido. Calas pierde el concsenescales de Abbéville son dignos de los regidores cimiento; vuelven a reanimarlo, y el verdugo comienza de Toulouse. No son menos justos. Se expiden dos de nuevo, y como cada miembro debía ser roto por mandamientos de arresto. Etallonde escapa; Labados partes, recibe dos golpes en cada uno, lo cual hace rre es detenido. Lo entregan a la instrucción judicial.
ocho suplicios. Después del octavo desvanecimiento, Labarre apela de la sentencia al Parlamento de París.
el cura le ofrece a besar el crucifijo. Calas vuelve la Lo conducen a París; se encuentra buena la sentencia, cabeza y el verdugo le da el golpe de gracia, es decir, y el Parlamento la confirma. Labarre es conducido a le destroza el pecho con la barra de hierro. Así expiró Abbéville cargado de hierros. Yo concreto. La hora Juan Calas. Esto duró dos horas. Después de su monstruosa llega. Comienzase por someter al caballero muerte apareció la evidencia del suicidio. Pero se Labarre a las preguntas ordinarias y extraordinarias cometió un asesinato. Por quién? Por los jueces.
para hacerle confesar sus cómplices. cómplices de (Viva sensación. Aplausos. qué? De haber pasa lo por un puente y entonado una Otro hecho. Después del viejo, el joven. Tres años canc ón. En la tortura le rompen una rodilla; el conmás tarde, en 1765, en Abbeville, al siguiente día de fesor al ruido de los huesos que se pulverizan, se una noche tempestuosa y de gran viento, encuéntrase desvanece. El siguiente día, el de junio de 1766, en el suelo de un puente una vieja cruz de madera que conducen a Labarre a la gran plaza de Abbéville, hacía tres siglos venía enclavada sobre unas baran las.
donde se alza una hoguera ardiendo; léenle la senten¿Quién ha derribado la cruz. Quién ha cometido este cia; después e cortan la muñeca; luego le arrancan la sacrilegio? No se sabe. Tal vez un viajero; quizá el lengua con unas tenazas de hierro, y, por último, por viento. Quién es el culpable? El obispo de Am ens compasión, le cortan la cabeza, que arrojan en la holanza un monitorio: es una orden a to los los fieles guera. Así murió el caballero Labarre. Tenía diecipara que digan, bajo pena de infierno, lo que sepan nueve años. Larga y profunda sensación. o crean sobre tal hecho; intim dación mortal del fanaEntonces. oh Volta re! tu lanzaste un grito de tismo a la ignorancia. El monitorio del obispo de horror, y esta será tu gloria eterna. Aplausos repetiAmiens surte efecto; el cre imiento de las suposiciones dos. Entonces tú comentaste el horrible proceso del Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.