Gloria en Todos los Campos que debía a su tiempo! luego que esta guerra dentro de su inaudita crueldad tiene la virtud de levantar a todas horas torbellinos de gloria. Como si las bombas por entre la tolvanera de los escombros, al filo de la bárbara destrucción, no se resignasen a explotar sin fulgor y sin grandeza, cuando estallan dejan lienzos que son sudarios vastisimos o CStampas arrogantes donde bullen personajes mitológicos que se burlan de la muerte. Qué desprecio sienten por la vida! Pero este desdén a la hora de la muerte no es cosa de hombres: es serenidad de dioses.
En España apenas hay un combatiente que no lleve sobre el pecho las insignias de esta extraña teogonía. uno le suenan ahora Flandes Ceriñola o San Quintín, como un enjambre de chicos que dispusieran de una tarde de sol para hacer novillos y jugar a las batallas.
Hasta Sagundo y Numancia perdieron énfasis guerrero. El mismo Guzmán el Bueno parece un hombre corriente que se pasea por los campos de Castilla. lo mejor rún, vencido y sojuzgado, muestra los cascotes al relente embadurnados de sangre heroica, como único che día desangrándose en trasie. go de río caudaloso, con ingentes cascadas de púrpura con arcadas de noble toro acongojado y herido de muerte, cuando la sangre mana golpes convulsos por la boca, por las narices, tiñendo de carmín el fondo del huelgo y, sin embargo, todavía tiene fuerzas para permanecer en pie, bien plantada, vertical, cada vez más grande, más gloriosa, más bizarra. Buena vista la de aquel Lord Salisbury, cuando dirigiéndose a España predecía la muerte de nuestra nación, que creía al finalizar el siglo pasado ya mo.
ribunda. No sabía que en esa punta del sur de Europa había colga.
do su nido el Ave Fénix. Porque esa es otra. Cada agonía de España determina su amanecer. Cuando más muerta se la imagina, da un salto y se planta en la cumbre por el placer de escuchar desde el torreón y rodeada de la gravedad de la altura, la lejana sinfonía de la historia que viene del valle. Ordinariamente sus pasos son largos, desiguales, la estimación de las gentes, pero lo que es inconcuso es que donde esté España nunca estará en crisis la grandeza, una grandeza señoril, que es la mejor balconada para envolverse en la gloria.
Ahora mismo, alzó sobre frente un problema agrio, hirsuto, bárbaro. Hermanos matándose unos a otros con saña aamás conocida, en el espacio y el tiempo. Y, siu embargo, qué maña no sabrá darse este pueblo generador de heroismos, para alumbrar gloria en todos los campos. España!
el plan del general rebelde, aquella tierra hace ocho meses ser Jauja. lo es, general? Meta la mano en el corazón y conteste de prisa. Galicia es un cementerio. Vaya conejo de Indias, general. para eso queréis a Es.
paña. Habrá monstruos!
Al pobre pueblo español le venían embaucando con cosas especiosas y sofisticas, mas algunas hasta bellas y profundas. Una de ellas era esta. Respeta la legalidad, hombre! Pero el pueblo, como todos los pueblos que, como el español, son impetuosos, noblotes y ariscos acostumbraba a hacer poco caso de aquellas advertencias, esa era la verdad. Hay, sin embargo, una vez que se decide a hacerlo.
Pues bien, ese día vienen unos hombres raros y lo asesinan. Lo asesinan por acatar y defender la legalidad. no era esa vuestra cantinela, general. piensa que puede ganar la guerra. Habrá fariseo!
Se oye decir, y hasta lo he leído. Hay que ver. El caso es que los rebeldes avanzan y no se les ve retroceder nunca! a uno le dan ganas de preca cree o VICTORIA EN TODOS LOS FRENTES Los facciosos llevan la derrota en el corazón. Para vencerlos no hemos precisado más que esa cosa que se llama ambiente, que es algo así como pueblo diluído vida.
La metralla lo barre todo. Este fuego de los cañones modernos!
Era bastante que la curiosidad y hasta la emoción universal, se trasla dasen a tierra española en el primer mes de la guerra por virtud exclusiva de su misma tragedia. Ello hablaría, por de pronto, de lo impresionante de su grandeza inicial.
Pero lo que no se explica tanto, es que hoy, después de seis meses largos de lucha, siga todavía la humanidad teniendo a España en el primer plano de sus ocupaciones. no voy a creer yo que merced a esa leyenda del comunismo que tan ligeramente se ha difundido por la tierra, adqufrió proyección ecuménila inquietante sospecha y que por eso se fueron todos los ojos tras el volcán. la hora de hoy, no en la especie ni Hitler.
Pienso que el mundo nos sigue prestando su asistencia, porque allí, aparte la hondura de nuestro drama que tiene fuerza para que las rocas se conmmuevan, hacemos bastante bien estas cosas de guerra. Casi todo nuestro pasado va unido a la gloria militar con amarre de hiedra.
Otrora todas nuestras zancadas por la vida iban acompañadas de marchas bélicas. Nos creíamos curados de aquella locura, pero inopinadamente, como las conmociones geológicas, henos de bruces en un mar de atambores: la guerra con la resurrección de lo atavico, y no en la magnificencia del rumbo, pero superada en el impetu, en el estoicis.
mo y en la belleza. Dimensiones profundas las de esta tragedia! Todos los beligerantes están en un espacio ensangrentado, de contorno geográfico reducido, pero su resplandor tiene un centelleo tan vivo que fué capaz de haber puesto pálidos a todos los rostros del mundo. Qué brasas las de es.
ta hoguera! Calcinan un millón de cadáveres, y cuando todo parece ceniza, los carbones tienen todavía fuego para mostrar crepitante la luz rojiza de la gloria.
Es un ejército de bisoños. La mayor parte estaba ayunos de cimientos castrenses. Ignoraban lo gue era un cuartel y campamento, no habían oído hablar de ordenanzas, nadie sabía lo que eran voces de mando, no conocían el manejo de las armas ni lo que significaba el orden cerrado, ni el plano de fuego, ni tenían idea de la tácti.
ca, nisoñaron jamás con la gue.
rra. De pronto, soldados curtidos. Qué pueblo, Dios santo! Habían hasta improvisado lo único que no puede improvisarse: la acción del Página 10 destierro, lo plantaba en el Jarama o en los campos de Guadalajara, y listo. Verlo y salir pitando sus compatriotas por traidores, sería cosa de un instante; que en cuanto a los otros sobraba con que les dijese. Acordãos de Annual, hombres! PeΤΟ no quiero. Esta es una guerra que se ha ganado sola. El pueblo no tenía armas, ni conocimientos guerreros, ni naciones que le ayuda.
sen, Y, sin embargo. es que no lleva ocho meses trayéndoos en jaque, Napoleones de guardarropia. No os da vergüenza. Qué victoria obtuvo el pueblo en todos los frentes, generall ¡Ah, sí! Tuvistéis una victoria, y que por lo ruidosa, no sería leal que yo la silenciase. Cuando el coronel Aranda envió, engañándolos, a aquel centenar de mineros a la plaza de Ponferrada para que los asesinasen cobardemente. Buena victoria, señor Iscariote!
Lo peor es que los fascistas no traen en las manos más que sangre. Un poco de justicia, un росо de humanidad, un росо de reparación en el desequilibrio S0cial, un poco de comprensión, un poco de equidad. Nada. Sólo sangre, mucha sangre. Sí que es programa!
Por más que es verdad, repara.
Es la obsesión del encarnado. Sólo gozan cuando embadurnan la cara con ese color. Ahora que cabe preguntar: De modo que esta guerra sólo se desencadenó para que seamos rojos a la fuerza. Estáis tan locos que hasta llamáis victoria a la conquista de Málaga. Pero es que os topasteis con un solo ser humano. Buena victoria. Os hace este nombre. Batalla de los tarugos! Pues ya está.
El caso de los vascos impresiona.
Metieron cuanto tenían en lea. Hasta a Dios, y lo llevaron icon ellos al frente. qué no vamos a ganar la guerra!
Una de las cosas que más me obsesionan es cómo podrán dormir Queipo de Llano y Cabanellas. No se les caía de la boca la República! no ser porque ya entonces estuviesen pensando en comérsela!
Lo bonito es que para hacer esta poca cosa que estáis haciendo, sefiores fascistas, tuvísteis que robarle a la República estos generales: Mola, Queipo y Aranda.
BSPAÑA EN CRISOL nos su su la pebotín de conquista. Badajoz, caído y todo, cabalga sobe el romance y se chapuza en el Guadiana, ya por siempre teñido de rojo. Buen túnel el túnel de la Cañada, donde se entierran vivos treinta milicianos con regusto de gloria para dialogar con los sitiados del Alcázar foledano. Qué serena Córdoba en sus luminosos ramalazos. Qué resignado Oviedo en su cruento martirio!
iQué tozuda Huesca en su resistencia callada. Qué Termopilas las cresterías del Guadarrama. Madrid. Así, al aire, sin adjetivos. en el espacio. El avión un arma moderna de eficacia y de intrepidez, pero de reducido teatro, acaso por ultradramática. los españoles estábanos reservado hacer del cielo un inmenso campo de combate! Esas mismas mujeres combatientes, finas, espigadas, bellas, causaron una revolución en los recios dominios de Marte. Hermosearon lo abominable, porque además no tienen facha hombruna. esta vitalidad? Seis meses, nocono.
fecundos, pero a veces, al revuelo de una centuria, da la vuelta con tristeza cansina, como noria de rit.
mo lento, que angustia por la tardanza, más aun así, tenue y fina como una lluvia menuda, suele fiitrarse un rocío que tiene siempre fresco el interés, la audacia y el orgullo, sobre todo el orgullo.
Estoy por decir que España es tan soberbia en su gloria, que aun en este instante treniendo de caída, y herida en sus mismas entrañas, con sólo sus aletazos fué capaz de levantar una torre de Babel en su tierra. hasta llegó a pensar si por borrar el estigma de guerra civil a esta lucha fratricida, se resigna de grado, a que extranjeros en son de combate irrumpan en el patrio suelo. Porque España, grande siempre, seguramente sentiría impaciencia por arrebatar 501rojo a su puntería.
Pueblo acostumbrado trazar rumbos, en todo es solemne. In donde pone las manos, puede muchas veces no acompañarle la suerte, ni el acierto, ni la serenidad, ni ESPAÑA LEAL ¡Estos Junkers criminales. Estos guntarle. Pero usted cree que tanques que parecen animales an estamos ante una guerra de pedrustediluvianos por lo monstruosos! cos. No se entero aún de que los ¡Es verdad! Se llevan por delan republicanos españoles están luchante pueblos enteros, mujeres, viejos, do con el alma en carne viva. Es niños. Pero. qué diablo! Hay una que hay quien piensa que la guecosa impalpable, sutil, incoercible, rra es por un trozo de geografía?
ligerísima, que no hay bala que la Los rebeldes pueden iniciar ahora pille. Cuantas más bombas en la desbandada, y apenas se notaría cabeza ella erre que erre, más tiesa, en plano alguno generoso de la más altiva, más de pie. Demonio existencia. Al contrario: Se alegrade ambiente. Sí. Sí. El ambien ria la justicia, la transigencia, la de.
te. Qué arma más vieja y más mocracia, la libertad, la fraternidad moderna, Dios mío! Yo creo que humana y hasta la piedad. Los úni.
tiene algo de Dios. Es claro! Ya cos que echarían a llorar serían el lo dijo El un dia: Cuando estéis servilismo, lo atávicola opresión, más de tres reunidos en mi nombre, la crueldad, lo huero y hasta la bees decir, cuando esté el pueblo en llaquería. Plomo! Puro plomo que asamblea, en medio estaré Yo. tenéis bajo las alas, desde el mismo dónde está el pueblo, general Fran día que os echasteis al campo. co. Pronto lo va a vencer!
con esa herida de muerte sueña con ¡Qué caso el de Galicia como ganar la guerra, general?
síntoma! Aislada del gobierno legal, Si se tratase sólo de ganar la perdido el contralor con autorida guerra a la manera que los fascis.
des y gremios abandonada a la no. tas la entienden, me bastaba yo paticias confusas y caóticas de los ra ganarla en menos tiempo que se primeros momentos, a los traido tarda en rezar un credo. Me iba a res les fué fácil sojuzgarla a las la isla de la Reunión, arrancaba a pocas horas, y lo hicieron. Según Abd el Krim de residencia de ESPAÑA LEAL era un a su Página 11