EL CABALLERO ANDANTE Panamá de Junio de 1918.
119 ARMONÍA PASIONAL LOS PRESOS El perder la libertad por defender la razón, lia sido en toda ocasión un acto de humanidari.
Sólo en una sociedad que ha corrompido el dinero, hay quien juzgando severo al que impulso da a la idea, dice, con torpe ralea, que es un loco verdadero.
FERMIN SALVOCHEA.
Pasando del terreno científico al terreno práctico, venios que las llamadas pasiones hu.
manas pueden servir siempre en pro o eu con.
tra ile la armonía social, según el medio en que se mueva. La solriedad, envenenada por la idea de propiedad, eigenelsa la avariciit. El apetito y el amor, necesidades naturales envenenadas por el abuso, engendran la gua y la lujuria. El descanso y la euación, envenenados por la ig.
1101ancia, engendran la pereza y la envidia. La entereza y la lignidad, envenenadas por la idea de autoridad, engendran la ira y la soberbia.
La sobrieslal, la emulación, la entereza y la dignidad son virtudes; el apetito, el amor y el descanso son necesidades. En cambio, la gula y la lujuria, la pereza y la envidia, la avaricia y la ira y la suberbia son malas pasiones, que completa u la inarmonía social producida por la ignorancia y mantenida por los principios de autoridad y de propiedal. EU cristianismo ha propuesto contra estas malas pasiunes un remedio que es au peor que la enfermedad: contra la aparicia, la largueza esi el sentido dle vlerroche; contra la soberbia y la ira. la humildad y la paciencia, precisa pente para sufrir resignados a los soberbios a los iracundos; contra la gula de algunos, la abstiDencia de la mayor parte para que aquellos puedan satisfacer su gula; contra la envidia de los ruines la caridad de los corazones nobles; contra la lujuria la abstinencia que deje campo más ancho a las empresas de los lujuringns; contra la pereza, la diligencia de los inteiices que han de proporcionar lo suficiente para que los que practiquen dicha pereza, puedan practicar también la soberbia, la ira, la gula y la lujuria. No es, pues, en la religión donde henios de buscar el remedio. Pobre Pueblo. La vida es tau dura para él. Cómo culparle, si para soñar y esperan.
sarse prefiere toda via la blandura y el dulzor de las mentiras lisonjeras, al áspero y sano amargor de las verdades. Si sólo se le acercan los que tienen aspiraciones de ídolos y ninguno que tenga vocación de mártir. Cóino ha ile escuchar nunca palabras de verdad? Hasta la entrada en Jerusalén, entre aclamaciones y palmas, hay muchos Cristos: hasta la cruz sólo hubo uno.
JACINTO BENAVENTE.
Casos comunes Juan epvidia ile Bruno la nobleza, y Bruno a Juan envidia la riqueza; ambos envirii: 11 a Luis la calma, y este eurilia a los dos, con toda el alma, sonores y fortuna: iqué simpleza!
Bruno con lo de Juan feliz sería; Juan sería feliz con lo de Bruno; lo de Luis a los dos contentaria, y a Luis feliz lo re los dos haría; iy con lo propja 110 es feliz uinguno!
Pudemos leducir de esos extreinos, que de la vida atados en el potro, felicidad es lo que 110 tene1110s.
Tal vez mejor diremos: felicidad es lo que tiene otro.
JOAQUÍN María BARTRINA. TARKIDA DE MARMOL.
No debe existir ningún error privilegiado: el pensador debe atacarlo, aunque la humani.
dad, cual un enfermo cuyas llagas toca el iné.
dico, lance el más agudo grito. Schopenhauer.
La revolución de Francia no es más que la precursora de otra revolución mucho más grande, mucho más solemne, y que será la última Baboeuf El derecho ilc hoy es igual para todrs; pero las condiciones en que se ejerce este derecho. son también iguales? José Prat.
Los pobres para vivir se fatigan, y los ri cos viven fatigando a los demás. Masto