EL CABALLERO ANDANTE Panamá de Mayo de 1918.
55 otros sin saber por qué. De dónde viene el dolor. No se sabe. nás exactamente. si se salc. sólo que no queremos decirlo por ahorrarnos la ergüenza de confesar que no podemos evitarlo.
La madre del niño Manuel Rodriguez, se halla separada de su marido y vive con un amante. Es según sus vecinas aseguran u1a po.
bore pujer buena y laboriosa: a Manuel y a otro hijo los hubo dle su esposo; Natividad, la mida asesinada, es hija del amante.
Pues si interrogásemos una a una, a todas las personas que, más o menos directamente tomaron parte en este siniestro drama, nos convenceríamos de que todas hallan, para su conducta, un motivo, una excusa, una explicación.
Manuel fué fratricida porque su hernianila le aburría. Qué obligación tenía él de vivir metidus a niñera. Cor qué dereclio atenlaba nadie a sui tranquilidad. No era él uu niño. No estaba en la edad de correr, de jugar, de tener los brazos libres. tenerlos, tiró a su hermana al rio.
Parece, le consiguiente, que la verdadera causante del crinien, no es Manuel, sino la madre de Manuel, que faltó a la fidelidad juradla al esposo. Pero esa mujer, nos diría. Hace seis años que ini marido se marchó a la Argentina, dejándome cou dos hijos pequeños. En todo ese tiempo, no recibí nuticias suyas: yo 110 sabía si habíit Huerto o si ane había olvidado. Yo trabajaba; pero mi trabajo no me bastaba para rivir. Entonces acepté las relaciones de un hombre, que fué para mis oiños un segundo padre. y si yo obligaba a Manuel a cuidar de su hermana, era porque yo necesitaba guisar, coser, mar.
charme al lavadero. Entonces es el marido, nadie más que el marido, el causante de todo! exclamarón, tal vez, los moralistas partidarios de la linea recta. No; el marido, acaso tainpoco sea responsable de nada. El desdichado, al desembarcar, no hallaría trabajo, se enferinaría. quizás 110 supiese escribir, y el amigo a quien encomendó este cuidado no echase las cartas al correo; y entonces creyese que su mujer le había olvidado. Quién sabe la veread. Dispone la desgracia de tantas y tai sutiles armas para heriracs. Por eso, en todos los dramay de la vida, poilremos decir quién es la víctima; pero nos será muy difícil designar al criminal. 101 hombre, nunca le nata otro hombre; es la sociedad quien le mata; un crimen por celos, por venganza, por codicia, vuoque sea una persona quicn lo ejecute materialmente, es moraliente considerado, un crimei colectivo.
Lector: usted como yo, como todos, siempre que alguien coniete in crimen, telleinos un po quito de sangre en las manos.
EDUARDO ZAMAcors.
Joyas de la Literatura Universal AIRES MURCIANOS Los pajaricos sueltos (A la niemoria de mi queridlo maestro de primeras letras, Miguel Medina. No muides a los seues a la escuela porazite no la hao abierto y está, si es que el Señor no hace un milagro carraīca pa tieinpo.
Ha caído en la cama mu malico el inaestro, y es cosa de temer, por las síñales, que ya no se levante el probe viejo.
Una jaula vacía páece la escuela con aquel silencio, por juera corriendo los zagales, una banda de pajaricos sueltos.
Y, para II Ya doblan las campanas.
sa arremató el maestro.
muncha pena me da, porque era un hombre de los pocos chay güenos muncha pena me da por los zagales. No paro de pensar qué va a ser de ellos!
III iTraigo en el corazón una tristeza. allá abajico vengo: la escuela, coinu enantes, cerraïca, y con aquel silencio.
chillande alieorcico los zagales y a sus anchas corriendo. La jaulica vacía y la banda de pajaricos sueltos!
VICENTE MEDINA