EL CABALLERO ANDANTE Panamá 27 ile Abril (le 1918.
43 Las dos Españas En todos los lacs del Mundo y en todas las épocas, la existido, existe y existir una oposición irreductible, monog deelrada, entre el Pueblo y los gobiernos. Esa oposición, después de libertadu Kuma del zansmo, no es en ninguna parte tan encamiza.
da y unu inquietadora como en España.
No puede dudarse que hay en España dos grupos de marea completamente distintos y adversos: el grupu que trabaja, que paessa, cut Adelana y que lucha por ser del todo libre, y el grupo parasitario, fanatic, regresiva y presor csas dos inconcilialles Expuas, las mostraremos pecho a pecho, en esta sección fija, con datos contundenle tomados de la misia Prensa Espnñola de todos los inntices, La España Laboriosa templar el mar, poniendo en él su propia historia, al moclo de los viejos marinos retirados, De la revista España. de Madrid: y en pintar su propia casa y toilo aquello que La Semana Artística ve desile su balcón.
Benito BARROETA «En una época de orgías policromas esEn el Salón de los Artistas Vascos de Bilcribe a propósito de Barroeta el crítico pari.
bao, por el que está pasando sin cesar lo más interesante de la actual producción artística sién Luis Viluxcelles. de esplendor lírico y española, hemos visto estos días una pequeña (porque entre los pobres artistas se da también sensual, de ampulosilades y exigeraciones Exposición de obras de este pintor berinealno, de quien no tenía os otras noticias que las el pugilato del wercantilismo) lie aquíuo pirque nos dabau amigos que de vez en vez llegator que se contenta con art011ías eliscretas, y ban de Paris.
busca los violetas mates, los ver les oliva, los Sabíamos de Barroeta couro uno de esos azules apagados, los tunos sorelos. En Bararos y desconcertantes tipos de vascougados, rroeta todo es mesurado, meilitado, probo.
silenciosos, tímidos, recogidos, que dejan un Su pintura es pintura ile tonos delicados, de día los cuatro palibus de tierra de su pueblo valores muy próximos siempre justos; de dibujo firme, sin neticulosidail y tiuidez. Su natal y se lanzan tranquilamente a ver mundo ojo es el del colorista sutil, ainigo de los matiy sin apenas otra intención que la de verlo y ces y, enemigo de burdos efectisnios. gozarse en las novedades que el errabundeo bobemio les pueda lleparar.
Pero Barroeta, adeinas die ese impulso haEspíritu lleno de discreción y, elegancia cia el cambio continuo de horizonte, que tal einotiva, su expresión parece como si estuvievez le coniuniçara el mar, cabe el cual lia 11ara sometida a sordina para 110 turbar co11 cido, tenía cerca de sí a la Loreley de la pasión acentos slemasiado fuertes la discreción de un por el arte, y el gusto por el mundo y por ver lugar donde se piensa en cosas delicadas. Su mundo se complicaba en él con la secreta y capincel corre por el lienzo con suavidad, grasi satánica intención de recrearlo.
cią iin pecables, empastano con delicadeza y El vagabundo se doblaba, pues, del artista.
brillantez, modulando las tintas los valores sin el nenor acento ile impaciencia o brusqueY un día Bari oeta se fué a París con la dad. No es la suya, pues, pintura de múscumisina tranquilidad y buena disposición de eslo y bravuconeria, sino, por el contrario, pirle píritu cou que se einbarcaba en las traineras tura de modulación sutil y recato distinguido.
para salir a gozar del gran espectáculo de la pesca.
No es tal vez la pintura de Barroeta pin.
tura para ser gustada por ojos que confunder La guerra le ha traído aliora a España. el colorín vivaz con el color armoniosamente el artista, el vagabundo, como aquel otro, dispuesto, y ante retivas corrompidas por las su berinano y paisalo, Elizabide, a quien lia estridencias leviutinas pareceria sin duda dado vida artística Baroja, se ha establecido desprovista de potenciació cromática. Pero tranquila y solitariamente eu su pueblo. 21 nosotros gustamos con fruición de estos coloartista de Montmartre vive en este moments ristus en cuyas paletas los grises dese inpeñan junto al cabo Machichaco; las horas se le dus papel primordial (como en las de Velázquez lizan en el cultivo y labranza de una huerta y Gus. y este pintor lleno de recogiguiento e jardín, con cuyos frutos vive ea parte, en con intimidad nos parece sin que olvidemos el