Democracy

2 VERBO ROJO Democracia y Demagogia Aunque contrarios en ideas con los Redactores de este periódico, no hemos vacilado en otorgarles nuestra colaboración; la amabilidad de ellos al pedirnos la es un obiigante que nos impide dcclinarles nuestro pobre contingente. Especial para VERBO Rojo haber cumplido con nuestras obli.
gaciones ciudadanas, aunque haya sido en la escasa esfera de nuestra acción social.
Paramá, Mayo de 1917.
DANIEL SALCEDO residuo descompuesto de algo que en otros días quiso llamarse democracia, como una ironía, porque des.
pierta en todos sus apetitos, ha pi: soteado todos los credos y todas las doctrinas, y en ocaciones ha apuñaleado el corazón sagrado de la Patria, sin vacilar, que ante el corazón de la Patria, no hay razones que alegar, ni compromisos que arguir.
Por eso vosotros que amamos a esta tierra, quizá como ninguno ha amado, que hemos luchado en de.
fensa de su porvenir y de su gloria en los campos de la idea: en la Tribuna, en la Prensa y en la Escuela, al contemplar desmoralización en que se encuentra la Democracia entre nosotros, no hemos vacilado en afrontar todas las situaciones, para tratar de encauzar a nuestros paisanos hacia a más amplios y más definidos horizontes, hacia a la cumbre ideal, donde las luchas de.
mocráticas, no sean meros retozos infantiles de pueblos recien naci.
dos, sino grandes lecciones de civismo, que hagan rodar por tierra los Idolos de Barro de la Demagogia, que con sus muecas clownes.
cas, tratan de sugestionar a la democracia, dejando ver en sus rostros, lágrimas de cocodrilo que no sienten, poque al querer el mal de sus pueblos tan solo por mantener sin límites sus ambiciones, no pueden sentir nada doloroso, que desde luego, sería acicate para avivar, ya que no el amor a la Patria, siquiera un sentimiento de conmiseración de la Basados en nuestro programa, no tenemos inconvenien te en darle cabida a este artículo que, bien inspirado, puede ser fuente en la que beberáu del néctar de la idea los que de acuerdo están con la doctrina impuesta; pero no esta.
mos en todo con su autor en aque.
llo de que solo el dogma se refiere seguramente al cristiano puede ser, ya no que el civismo bien entendido, la base positiva en que descansará el templo de la Demo cracia. Creemos por el contrario que, precisamente, el clero es una demagogia que, como toda dema gogia, trata siempre de impedir el vuelo del ave del saber hacia la conquista de la filosofía moderna que es la Libertad; y así como de cimos del dogma católico; decimos también del protestante, y otros.
Por lo demás, vengan en buena hora todas esas ideas que aunque no están en nuestro credo, no son del todo profanas. а por Ella, Las democracias modernas compuestas por individuos conscientes de sus altos deberes como ciudadanos, marchan hoy día camino al perfeccionamiento, desligándose de las mezquindades que pudieran entorpecer su marcha ascendente al perfeccionamiento ideal.
Esas democracias informadas de.
individuos que no vacilan un instante al realizar sus labores de gran acción social, necesariamente tie.
nen que llevar do quiera que existan sus auras de indiscutible progreso.
Pero, cuáles son éllas? Cómo podemos reconocerlas? Cuándo sabre.
mos, con seguridad, que pertenecemos a esas colectividades de civilidad? Cuando los gobernantes de nuestro país ejerzan sus funciones de acuerdo con Ley; cuando el anafalbetismo, sea un recuerdo, o solamente un reducido número de compatriotas; cuando aprendiendo respetar todos los principios sintetizados en doctrinas políticas cualesquieras, podainos ejercer, sin vio.
lencias ni atropellos, nuestros altos deberes de ciudadanos, no ya como upa función cívica sino como una función religiosa, con el respeto de una religión cuyos dogmas profesamos, cuyos ritos sigamos, cuyas finalidades persigamos, como ideal de subjección para encauzarnos me.
jor hacia a los horizontes indefinidos del más allá.
Esas son las democracias moder.
nas; cuando podamos percibir algunas de las anotaciones que arriba he.
mos expresado, felicitemosnos por que vamos llegando al término de la de mocracia ideal.
Tenemos en Panamá esas democracias?
Doloroso es reconocerlo; pero lastimosamente estamos muy lejos de gozar de tan bellos beneficios. Lo que tenemos entre nosotros; lo que cada día aboga más y más nuestras cvergías de pueblo viril; lo atrofia nuestros grandes problemas políticos y hace que los resolvamos de una manera desatinada, es esa de inagogia enfurecida de politicastros sin conciencia; demagogia ahita de poderío y heuchida de ambiciones; Esforzémosnos.
La juventud libre ya de prejuicios; con la conciencia de sus altos deberes y de sus grandes derechos, tiene ante sí campo grandiosc en donde laborar en favor de la República, lejos de las abjectas mezquin.
dades, de los taumaturgos de la Demagogia, que disfrazados de póstoles de la Demoracia quieren obstaculizar el camino, sin tener en cuenta que el lema de nuestra juventud es fuerza y talento, éste para evitar los obstáculos, aquél para saber vencerlos, Si logramos, pues, llegar por la fuerza de nuestro talento, y el talento de nuestra fuerza a convertir nuestra incipiente demagogia en uma democracia digna, habremos llenado, en parte nuestros deberes para con la Patria, y mañana al declinar de nuestra existencia, cuando el hilo maravilloso de nuestras vidas parezca ya gastado por nuestras constantes luchas en pro del ideal, en la tarde de nuestro vivir, sentiremos, a no dudarlo, la honda satisfacción que se siente de No descendemos.
De ningún modo correspondemos a los ataques que se nos hagan por la prensa, cuando estos no se encuentren dentro de los límites de la más extricta cultura.
Nosotros, aunque humildes e inexpertos escritores, no usamos ja más la diatriba y el insulto como arma de combate.
Perfectamente independientes no esperamos nada de nadie, ni teme.
mos a nada, siempre que se nos combata con armas de caballeros, Hacemos esta advertencia en vis.
ta de los insultos que nos irroga El Liberal en su última edición; insultos vulgares impropios de un periódico en que colaboran jóvenes liberales, que de otro modo, ocupan posiciones elevadas; como Don Guillermo Andreve, Secretario de Instrucción Pública; Don Cristóbal Rodríguez y Dn.
Daniel Crespo, Sub. Secretario e.
Inspector del mismo Ramo respect tivamente, y otros.
Si estos señores desean que les tengamos en cuenta, como caballeros y como periodistas cultos, no deben dar cabida en las columnas de su periódico a producciones que demuestren lo contrario.
LA DIRECCION, uno u BIBLIOTECA NACIONAL ERNESTO CASTILLERO